Por Juan Pablo Ojeda
Roma se encuentra en el corazón de una jornada histórica. Este viernes marca el cierre del ataúd del papa Francisco en el Vaticano, en el tercer y último día para que fieles de todo el mundo le den el último adiós en la basílica de San Pedro. A las 20:00 horas, en un acto solemne presidido por el cardenal camarlengo Kevin Farrel, se sellará el féretro del pontífice argentino, dejando todo listo para un funeral que no será solo religioso, sino una auténtica cumbre geopolítica.
Desde la madrugada, y pese a la lluvia, miles de personas han continuado llegando al Vaticano. Las colas no se han detenido y las autoridades se vieron obligadas a ampliar el horario nocturno para permitir el ingreso de todos los fieles. La magnitud del evento es tal que se espera la asistencia de al menos 200 mil personas solo el día del funeral, programado para este sábado a las 10:00 de la mañana (hora local).
Pero lo que hace aún más monumental este adiós es el nivel de asistencia internacional. Hasta el momento, 182 delegaciones internacionales han confirmado su presencia, incluidas 50 jefaturas de Estado y 10 monarcas. Entre los asistentes estarán figuras como Donald Trump, Javier Milei, Emmanuel Macron, Luiz Inacio Lula da Silva, Volodímir Zelenski y Ursula von der Leyen. Un grupo de líderes que rara vez coinciden en un mismo evento, y menos aún en un contexto de creciente tensión internacional como la actual guerra arancelaria.
Italia ha desplegado un dispositivo de seguridad sin precedentes. Cuatro mil policías, francotiradores, expertos en explosivos, sistemas antidrones, aviones Eurofighter y un destructor en la costa de Fiumicino forman parte del escudo que resguarda tanto al Vaticano como el cortejo fúnebre que recorrerá las calles de Roma hasta Santa María Mayor, el lugar elegido por el papa para su descanso eterno.
Además, más de 30.000 voluntarios de Protección Civil, personal médico y ambulancias se han desplegado en los puntos clave de la ciudad. Y mientras todo esto ocurre, la vida cotidiana en Roma sigue con relativa normalidad, incluso cuando este 25 de abril coincide con la Fiesta de la Liberación, una fecha simbólica para el pueblo italiano.
Desde el Vaticano se ha pedido a la ciudadanía que acuda preparada: agua, protección solar y paciencia. A las 19:00 horas cerrarán las puertas de la basílica y, una hora después, en un acto cargado de simbolismo y recogimiento, el féretro será sellado en presencia de miembros de la curia.
Con todos los ojos del mundo puestos en Roma, el funeral del papa Francisco no será solo una despedida espiritual, sino también una postal del momento político que vive el mundo. Un momento en el que la fe, la diplomacia y la historia se cruzan una vez más en el corazón del Vaticano.