Fotos Bruno Cortés / Maya Comunicación
Si buscas en el mapa Tula de Hidalgo, encontrarás uno de esos casos excepcionales donde la mezcla de distintas culturas dieron pie a un pasado tan enriquecedor, que hasta la actualidad es uno de los distintivos que más enorgullecen a sus habitantes.
Este increíble destino mexicano, ubicado en el estado de Hidalgo, celebra ante el turismo su herencia llena de tradiciones prehispánicas que pueden rastrearse hasta su zona arqueológica representativa de la cultura tolteca, que en su época fue considerada la más grande de toda Mesoamérica con aproximadamente 85 mil habitantes gracias a su agradable clima y riquezas naturales.
Tula fue escenario de varias batallas importantes, sobre todo durante los movimientos de Independencia y Revolución mexicanas, razones por las que terminó adoptando el apellido de Miguel de Allende como homenaje a este capitán insurgente.
Tolteca quiere decir “Hombre culto” y, hasta la fecha, Tula de Allende hace honor a sus antepasados presumiendo a los visitantes los vestigios arqueológicos que la rodean, además del choque cultural con edificios que datan del siglo XVI como la Parroquia y Exconvento de San José.
Otra parada obligada es la Antigua Estación de Ferrocarril, construida en 1870 y que fue clave para el desarrollo del territorio. Sus hoteles suelen tener una ubicación privilegiada rodeada de museos, parques y espacios abiertos como la Plaza de las Artesanías, lugar favorito de los turistas para adquirir algunos recuerdos.
Otro dato cultural es que fue en este sitio donde Papantzin descubrió el aguamiel que se extrae del maguey, y que fermentado da origen al pulque. Una experiencia que no debes perderte es probarlo con unos mixiotes de pollo o carnero o, mejor aún, con los deliciosos y exóticos escamoles (la hueva de la hormiga, considerada el caviar mexicano) que solo se dan en temporada y cuya cuna también es el maguey.
Es posible llegar a Tula de Allende desde Ciudad de México en un trayecto por tierra de una hora 40 minutos. Desde Pachuca te tomará tan solo una hora de camino por carretera.
Resguardada por el mismísimo dios Quetzalcóatl, podrás admirar a los gigantescos Atlantes de piedra que cuidan la que alguna vez fuera la urbe tolteca más importante. Encuentra la Zona Arqueológica de Tula en pleno centro histórico de Tula de Allende, Hidalgo (entrando por Actopan y desviándote por la calle Del Tesoro).
Aventúrate a explorar los vestigios de esta ciudad que hasta la fecha es muestra fehaciente de su majestuosidad, muy acorde con sus pobladores que se destacaban por ser muy cultos y prudentes; incluso los hijos de grandes señores de pueblos cercanos y lejanos asistían aquí a la escuela. Esta urbe floreció y tuvo su auge hasta el siglo X, después sería arrasada por tribus neochichimecas.
La civilización tolteca destacaba en campos tan diversos como la orfebrería, las artes, la pintura y la arquitectura, estas dos últimas te sorprenderán a cada paso que des, pues ciertas pirámides todavía conservan rastros de las pinturas que alguna vez las decoraron con vivos colores. Recorre el Palacio Quemado, la Pirámide del Sol, el Coatepantli, Chac Mool, Zompantli, el Altar Central, el Juego de Pelota y Tlahuizcalpantecuhtli, dedicado a la estrella de la mañana; que te transportarán en el tiempo.
Lo más impresionante es el Centro Ceremonial, un adoratorio donde se reúnen los Atlantes gigantes de Tula, también conocidos como “Cariátides”, que con más de cuatro metros de altura y labrados en piedra basáltica te dejarán sin habla.
Tampoco puedes irte sin visitar el Museo Jorge R. Acosta que se encuentra ahí mismo, exhibiendo piezas tanto originales como réplicas.
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