Trump sacude la industria automotriz con arancel del 25%

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado un golpe contundente al sector automotriz global al imponer un arancel del 25% a todos los automóviles fabricados fuera del territorio estadounidense. Esta medida, que entrará en vigor el próximo 2 de abril, busca incentivar la producción nacional y recuperar empleos perdidos, según declaraciones del mandatario. Sin embargo, las repercusiones de esta decisión ya están generando tensiones en la economía global.

 

Trump ha denominado este día como el «Día de la Liberación», marcando un punto de inflexión en su política económica. Con esta medida, el arancel previo del 2.5% se multiplica por diez, afectando directamente a países como México y Canadá, principales exportadores de automóviles a Estados Unidos. Según datos recientes, el sector automotriz representa el 2.61% del PIB mexicano, lo que subraya la magnitud del impacto que esta decisión podría tener en la economía del país.

 

Empresas automotrices como Honda ya han comenzado a construir plantas en Estados Unidos, como la que se desarrolla en Indiana, considerada una de las más grandes del mundo. Trump asegura que estas inversiones son resultado directo de su política de presión económica, diseñada para atraer proyectos que antes se dirigían a otros países.

 

Sin embargo, analistas advierten que esta medida podría elevar los costos de producción y, en consecuencia, los precios de los vehículos importados. Se estima que los consumidores podrían enfrentar incrementos de entre $3,000 y $12,000 dólares por unidad, lo que afectará tanto a fabricantes como a compradores. Además, países aliados como Canadá y México han expresado su preocupación y están evaluando posibles represalias comerciales.

 

La administración Trump también ha agilizado permisos y ofrecido incentivos para la construcción de plantas automotrices, incluyendo la posibilidad de desarrollar infraestructura energética junto a las fábricas. Estas facilidades buscan consolidar un auge en la industria automotriz estadounidense, que según Trump, no se había visto en décadas.

 

Este movimiento no solo redefine las reglas del comercio automotriz, sino que también envía un mensaje político claro: Estados Unidos está decidido a recuperar el control sobre su economía, incluso a costa de tensar relaciones con sus socios comerciales más cercanos.

 

También te podría interesar

Deja un comentario