Trump Retrocede: México y Canadá Salvan el 10% de Aranceles

Por fin una buena noticia en este mundo donde el caos parece ser el pan de cada día: México y Canadá se libraron del susto arancelario que Donald Trump había prometido como si fuera un villano de telenovela. El 9 de abril de 2025, la Casa Blanca aclaró que el 10% extra que el magnate quería clavarles a sus vecinos del norte y del sur no va a pasar. ¿La razón? Un milagro diplomático que tiene a Marcelo Ebrard, secretario de Economía mexicano, sacando pecho como si hubiera ganado el Oscar a mejor negociador.
Todo empezó cuando Scott Bessent, el secretario del Tesoro gringo, soltó la bomba: México y Canadá entrarían al club del 10% junto con otros países en la lista negra de Trump. El anuncio, parte de una oleada de «aranceles recíprocos» para «equilibrar» el comercio y, de paso, castigar a quien no se alinee con el Tío Sam, puso a temblar a más de uno. Pero, oh sorpresa, unas horas después la Casa Blanca salió a desmentirlo como quien corrige a un primo que habla de más en la cena familiar. «No, no, tranquilos, todo sigue como estaba», dijo un vocero mientras el peso mexicano y el dólar canadiense respiraban aliviados.
Marcelo Ebrard no perdió el tiempo y salió a la palestra con una sonrisa que ni el Guasón podría igualar. «No se aplicará el 10%, nuestro país queda fuera», afirmó, dando crédito a la estrategia de la presidenta Claudia Sheinbaum. Y no es para menos: con el T-MEC como escudo, el 90% de las exportaciones mexicanas están blindadas. Mientras tanto, en Canadá, aunque no hubo una voz oficial gritándolo desde los tejados, la exención también les cayó como nieve en verano. Total, que los dos socios del tratado comercial se salvaron de un golpe que habría dolido más que pisar un Lego descalzo.
Claro, no todo es fiesta y mariachis. Los aranceles del 25% al acero y aluminio mexicanos siguen ahí, como un recordatorio de que Trump no suelta el hueso tan fácil. Pero, por ahora, evitar el 10% extra es una victoria que Antonio Lancaster Jones, del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco, y Ricardo Monreal, de Morena, celebraron como si México hubiera ganado un Mundial. «Es un triunfo de la diplomacia», dijeron, mientras los mercados financieros, que ya se habían puesto nerviosos con Bessent, dejaron de sudar frío y estabilizaron el tipo de cambio.
La ironía no se pierde: Trump, que ama jugar al duro con su retórica de «América primero», tuvo que retroceder ante la presión de dos países que, juntos, mueven más del 80% de su comercio vecino. ¿Y qué pasa con el resto del mundo? China se lleva un 34% y la Unión Europea un 20%, como si fueran los villanos de esta película de aranceles. México y Canadá, en cambio, salieron como los héroes improbables, demostrando que a veces el T-MEC es más fuerte que las bravatas del magnate de pelo naranja.
El trasfondo no es tan gracioso: Trump sigue usando los aranceles como arma para negociar migración y fentanilo, temas que le quitan el sueño más que un café mal hecho. Pero al menos por hoy, el 9 de abril de 2025, México y Canadá pueden brindar con tequila y maple syrup sin temor a una factura extra. La Casa Blanca dio un paso atrás, Ebrard se anotó un punto, y los consumidores gringos no pagarán más por sus tacos y su tocino canadiense. ¿Cuánto durará esta paz? Nadie lo sabe, pero mientras tanto, ¡salud por los que la libraron!
En resumen, este giro inesperado es un respiro en un mundo donde las malas noticias suelen ganar por goleada. La diplomacia mexicana y la cordura comercial evitaron un desastre, y aunque los problemas de fondo no desaparecen, hoy hay razones para sonreír. Eso sí, no suelten el paraguas: con Trump, nunca se sabe cuándo vuelve la tormenta.

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