Las tensiones entre Estados Unidos y Ucrania han aumentado significativamente, ya que el presidente estadounidense, Donald Trump, está presionando al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para que firme un acuerdo que otorgue prioridad a Washington en la explotación de los recursos minerales estratégicos de Ucrania. Este acuerdo surge en un contexto de guerra con Rusia y ha generado controversia y preocupación entre los aliados europeos y miembros del Congreso.
A principios de febrero, Trump anunció su intención de negociar un acuerdo con Ucrania para acceder al 50% de sus minerales estratégicos, a cambio de la ayuda prestada a Kiev. Sin embargo, Ucrania rechazó esta primera propuesta, argumentando que no ofrecía garantías de seguridad para el país, que lleva tres años luchando contra la invasión rusa.
Desde entonces, la tensión entre ambos países ha aumentado. Trump calificó a Zelenski de «dictador» y comenzó un acercamiento con el Kremlin, lo que generó preocupación en Ucrania debido a la importancia de Estados Unidos como proveedor de ayuda militar y financiera. A pesar de esto, las negociaciones sobre el acuerdo de minerales estratégicos continúan, con un intercambio constante de proyectos de documentos entre ambos gobiernos.
La presión de Trump ha generado reacciones mixtas. Mientras que el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Mike Waltz, afirmó que Zelenski firmará el acuerdo «a muy corto plazo», el presidente ucraniano ha insistido en la necesidad de garantías de seguridad para su país1. Además, líderes europeos como el jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz, han enfatizado que Kiev debe estar en la mesa de negociaciones y que las cuestiones de seguridad en Europa deben debatirse conjuntamente con los europeos.
En el frente de batalla, el ejército ruso ha reivindicado la toma de dos localidades en la región oriental de Donetsk. En respuesta, la Unión Europea y varios dirigentes europeos han intentado movilizarse para apoyar a Ucrania. El presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Keir Starmer, tienen previsto viajar a Washington para reunirse con Trump y discutir la situación.