El presidente Donald Trump ha dado un giro radical en su postura hacia las criptomonedas, posicionando a Estados Unidos como líder global en este sector. Durante una cumbre en la Casa Blanca con los principales exponentes de la industria cripto, Trump reafirmó su compromiso de convertir al país en la «superpotencia mundial del bitcoin y la capital cripto del planeta». Este cambio de postura, que comenzó durante su última campaña presidencial, ha generado tanto entusiasmo como críticas.
Uno de los anuncios más destacados fue la creación de una «Reserva Estratégica de Bitcoin», alimentada con activos incautados en procedimientos judiciales. Según David Sacks, asesor de criptomonedas de Trump, esta reserva busca proteger el valor de los bitcoins en manos del gobierno y evitar su venta prematura, una práctica que, según él, ha costado miles de millones de dólares a los contribuyentes.
La cumbre reunió a figuras clave como los gemelos Winklevoss, fundadores de Gemini; Brian Armstrong, CEO de Coinbase; y Michael Saylor, líder de MicroStrategy. Estos ejecutivos destacaron la importancia de un marco regulatorio claro y celebraron la eliminación de demandas contra grandes actores del sector, una medida impulsada por Paul Atkins, nuevo director de la SEC y defensor de las criptomonedas.
A pesar del entusiasmo de la industria, las iniciativas de Trump han generado críticas. Algunos detractores señalan posibles conflictos de interés, especialmente tras el lanzamiento de su propia «memecoin», $TRUMP, y la moneda $MELANIA de la primera dama. Además, los escépticos advierten sobre los riesgos de exponer a los contribuyentes a la volatilidad del mercado cripto.
La administración Trump estima que estas medidas podrían consolidar a Estados Unidos como líder en innovación financiera, generando empleos y atrayendo inversiones. Sin embargo, el éxito de estas políticas dependerá de su implementación y de la capacidad del gobierno para equilibrar el crecimiento del sector con la protección de los inversores.