La Casa Blanca volvió a sacudir al sistema de inteligencia de Estados Unidos luego de que el presidente Donald Trump despidiera al general Timothy Haugh, director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y comandante del Comando Cibernético. La medida se tomó justo después de que el mandatario se reuniera con la activista de extrema derecha Laura Loomer, quien habría sugerido directamente su destitución. Loomer lo confirmó vía X (antes Twitter), donde acusó al general Haugh de ser «desleal» y estar alineado con figuras de la administración Biden.
Según Loomer, tanto Haugh como su subdirectora, Wendy Noble, no respondían a los intereses del actual presidente y mantenían vínculos con antiguos altos mandos como el general Mark Milley, un conocido crítico de Trump. “No podemos permitir que una persona designada por Biden ocupe ese puesto”, escribió Loomer. Trump no negó su influencia: “Ella hace recomendaciones, y a veces las escucho. Normalmente, son constructivas”, dijo el jueves a medios estadounidenses.
La salida del general Haugh ha provocado reacciones encontradas en el Congreso. Mientras algunos republicanos respaldan la decisión presidencial, varios legisladores —incluso dentro del Partido Republicano— han expresado preocupación por el impacto que pueda tener esta destitución en un contexto de crecientes amenazas cibernéticas. Don Bacon, congresista republicano, calificó a Haugh como “un líder excepcional que estaba haciendo un trabajo extraordinario”, mientras que el senador demócrata Mark Warner advirtió que la seguridad nacional está en juego.
Timothy Haugh había sido nombrado en 2023 por el entonces presidente Joe Biden, y acumulaba más de 30 años de experiencia en inteligencia militar, ciberseguridad y liderazgo estratégico. Su remoción se suma a una larga lista de cambios que Trump ha impulsado desde su regreso al poder en enero, buscando reestructurar completamente el aparato de defensa e inteligencia con perfiles leales a su visión. En semanas recientes, ya había destituido al jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Charles Brown.
El hecho de que una figura tan polarizante como Laura Loomer tenga acceso directo a decisiones clave dentro del gobierno ha encendido las alarmas entre expertos y analistas políticos. Loomer es conocida por su historial de declaraciones racistas, islamófobas y teorías de conspiración. Aun así, goza de una fuerte cercanía con el entorno trumpista y se ha convertido en una figura influyente detrás de algunas de las decisiones más controversiales de esta nueva administración.
Este caso reaviva el debate sobre la independencia de las instituciones de seguridad en EE.UU., y sobre el peso que tienen las opiniones personales o ideológicas en decisiones estratégicas. Mientras tanto, el cargo de director de la NSA queda temporalmente en manos de un encargado interno, a la espera de que Trump nombre a un sucesor. Lo que es un hecho es que, para el presidente, la lealtad parece estar por encima de la experiencia.