Trump anuncia oficina religiosa en la Casa Blanca para combatir el «sesgo anticristiano»

Washington a 6 de febrero de 2025 – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el jueves la creación de una oficina de fe en la Casa Blanca y la designación de la fiscal general Pam Bondi para dirigir un grupo de trabajo encargado de erradicar lo que él denomina «prejuicios anticristianos» dentro del gobierno federal. Durante el Desayuno Nacional de Oración, Trump declaró que la misión de este grupo de trabajo será detener de inmediato todas las formas de discriminación contra los cristianos dentro del gobierno federal, incluyendo el Departamento de Justicia, el IRS y el FBI. Sin embargo, no proporcionó ejemplos específicos de estos prejuicios.

 

La medida ha generado controversia, ya que podría plantear cuestiones constitucionales sobre la separación de la Iglesia y el Estado, dado que la Primera Enmienda de la Constitución limita el apoyo del gobierno a la religión. Los críticos argumentan que la creación de esta oficina podría violar la neutralidad del gobierno en asuntos religiosos y fomentar la discriminación contra otras religiones o personas no religiosas.

 

Además de la creación de la oficina religiosa, Trump también firmará un decreto para sancionar a la Corte Penal Internacional (CPI) por apuntar a Estados Unidos y sus aliados, como Israel. El decreto impondrá sanciones financieras y de visado a las personas y sus familiares que ayuden en las investigaciones de la CPI contra ciudadanos estadounidenses o aliados de Estados Unidos. Esta medida surge después de que los demócratas del Senado bloquearan un esfuerzo liderado por los republicanos para sancionar a la CPI en protesta por sus órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su exministro de Defensa.

 

Pam Bondi, conocida por su papel en la defensa de políticas conservadoras y su cercanía con el presidente, será la encargada de liderar este grupo de trabajo. Bondi ha prometido trabajar para eliminar cualquier forma de discriminación anticristiana y garantizar que los cristianos puedan practicar su fe sin temor a represalias dentro del gobierno.

 

La decisión de Trump ha sido recibida con reacciones mixtas. Algunos grupos cristianos aplauden la iniciativa y la ven como una forma de proteger sus derechos y libertades religiosas. Otros, sin embargo, ven la medida como un intento de utilizar la religión con fines políticos y temen que pueda exacerbar las divisiones religiosas en el país.

 

En medio de este debate, la comunidad internacional también observa de cerca las acciones de Trump, especialmente en lo que respecta a las sanciones contra la CPI. La implementación de estas medidas podría tener repercusiones en las relaciones diplomáticas de Estados Unidos y en su posición en la comunidad internacional.

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