19 de septiembre de 2023.-Los mexicanos han experimentado tres eventos sísmicos significativos en las últimas décadas, con los terremotos de 1985, 2017 y 2022 dejando profundas cicatrices en la psicología colectiva del país. Estos eventos han tenido un impacto duradero en la salud mental de la población, generando miedos desbordados y ansiedades cada vez que se emite una alerta sísmica.
Como respuesta a este fenómeno, ha surgido el término «tremofobia», utilizado para describir el temor persistente, incontrolable y desmesurado hacia los movimientos sísmicos. Esta reacción puede llegar a afectar las relaciones sociales y familiares de las personas. Sin embargo, algunos expertos en psicología cuestionan la validez clínica de este término.
Hugo Sánchez Castillo y Ricardo Trujillo Correa, profesores de la Facultad de Psicología, argumentan que llamar a este temor una fobia es incorrecto desde un punto de vista clínico. Sánchez Castillo señala que aunque los sismos pueden dejar secuelas como ansiedad y estrés postraumático, el término «tremofobia» no está incluido en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5), la referencia más completa en la práctica clínica de salud mental.
Trujillo Correa critica el uso del término «tremofobia» debido a la falta de evidencia científica que respalde su existencia. Además, sugiere que etiquetar estas reacciones normales como fobias puede llevar a la patologización de la vida cotidiana. Para él, sentir miedo a los temblores es una respuesta normal y necesaria para la supervivencia.
Ambos expertos coinciden en que el miedo a los temblores es una emoción natural que no debe ser ocultada ni avergonzada. En lugar de verlo como algo negativo, se debe entender como una adaptación que nos mantiene alerta frente a los movimientos telúricos. Sin embargo, destacan que cuando este miedo se vuelve patológico, es esencial buscar la atención de especialistas en salud mental.
En resumen, aunque el término «tremofobia» ha surgido para describir el miedo excesivo a los temblores en México, algunos expertos argumentan que no tiene una base clínica sólida y que sentir temor ante estos eventos es una respuesta natural que puede ser manejada de manera saludable.