Taxco a 29 de marzo, 2024.- La serenidad habitual de Taxco, conocido por sus pintorescas calles empedradas y su rica historia en la plata, se ha visto abruptamente perturbada por una serie de eventos que han sacudido al corazón de la comunidad. Camila, una niña de solo 8 años, fue secuestrada y asesinada, desatando una ola de indignación y dolor que culminó en el linchamiento de una mujer presuntamente involucrada en el crimen. La situación se complicó aún más con el polémico mensaje del gobierno local, que apuntó hacia una «omisión a la responsabilidad maternal» por parte de la madre de Camila, agregando leña al fuego de un ya tenso ambiente social.
El caso de Camila, reportada secuestrada el 27 de marzo y encontrada muerta al día siguiente, ha reavivado el debate sobre la seguridad y la justicia en México. Los secuestradores, que exigían una suma de 250 mil pesos por su liberación, publicaron un video que llevó a los ciudadanos de Taxco a tomar la justicia por sus propias manos, linchando a una de las presuntas responsables, en un acto que la Fiscalía de Guerrero ha prometido investigar junto con el asesinato de Camila.
La respuesta de las autoridades locales, en particular la declaración del secretario de Seguridad Ciudadana, Doroteo Eugenio Vázquez, ha generado controversia. Vázquez argumentó que la tragedia era resultado de una falta de vigilancia parental, una afirmación que ha sido percibida como una desviación de la responsabilidad gubernamental sobre la seguridad pública y un ataque insensible hacia una madre en duelo.
Mientras tanto, la Fiscalía de Guerrero ha confirmado la muerte de la mujer linchada y ha abierto investigaciones sobre ambos, el asesinato de Camila y el homicidio resultante del intento de linchamiento. Este último ha dejado a otros dos hombres gravemente heridos, evidenciando una crisis de justicia por mano propia que ensombrece aún más la tragedia.
En medio de esta convulsión social, el alcalde de Taxco, Mario Figueroa, ha decidido no cancelar los eventos de Semana Santa, describiendo el asesinato de Camila como un «pequeño incidente» en comparación con la importancia turística y religiosa de la celebración. Esta decisión ha causado malestar entre quienes consideran que el luto y la justicia deberían prevalecer sobre las festividades.
La muerte de Camila no solo ha expuesto las fracturas en la seguridad y justicia de Taxco sino que también ha dejado al descubierto las profundas divisiones dentro de una comunidad que lucha por reconciliar su identidad cultural y religiosa con la imperiosa necesidad de proteger a sus miembros más vulnerables y procurar justicia para ellos.