El pasado 19 de abril de 2025, los habitantes del norte de México fueron testigos de un espectáculo meteorológico aterrador: una gigantesca tormenta de arena, conocida como haboob, envolvió el estado de Chihuahua y partes de Texas y Nuevo México. Las imágenes satelitales mostraron lo que parecía una avalancha marrón avanzando a gran velocidad, mientras que en tierra, la visibilidad se redujo drásticamente, obligando al cierre de carreteras y dejando a su paso un paisaje cubierto de polvo.
El fenómeno, generado por fuertes vientos asociados al frente frío 39, alcanzó rachas de hasta 67 km/h en Ciudad Juárez, levantando enormes cantidades de arena y polvo de los suelos áridos de la región. La Coordinación Estatal de Protección Civil reportó afectaciones en al menos 15 municipios, incluyendo el cierre de la carretera Ahumada-Juárez y severas complicaciones en el tránsito vehicular. En redes sociales, los usuarios compartieron videos impactantes de la tormenta devorando pueblos y caminos en cuestión de minutos.
¿Por qué se forman estas tormentas y qué riesgos implican?
Las tormentas de arena, o tolvaneras, requieren dos ingredientes clave: suelos secos y vientos intensos. En el norte de México, estas condiciones son frecuentes, especialmente durante el paso de frentes fríos o tormentas eléctricas. Cuando el viento supera cierta velocidad, arrastra partículas del suelo desértico, creando una pared de polvo que puede extenderse cientos de kilómetros. El término haboob, de origen árabe, significa «explosión», describiendo la rapidez y violencia con la que avanza este fenómeno.
Aunque comunes en regiones como Sonora, Chihuahua y Coahuila, estas tormentas representan un serio peligro. Además de los accidentes por falta de visibilidad, el polvo en suspensión puede transportar bacterias y hongos, aumentando el riesgo de enfermedades respiratorias e incluso meningitis. A nivel global, el desierto del Sahara es el mayor emisor de partículas, liberando 800 millones de toneladas anuales, pero cualquier zona árida puede generar tormentas locales con efectos devastadores.
Las autoridades recomiendan extremar precauciones cuando se avecina una tormenta de arena. Si se está conduciendo, lo más seguro es detenerse en un lugar alejado de la vía y esperar a que pase el fenómeno, ya que seguir avanzando puede ser mortal. En exteriores, es crucial cubrir nariz y boca, buscar refugio inmediato y evitar la exposición prolongada. En casa, se deben cerrar puertas y ventanas, suspender el uso de aire acondicionado (para evitar que entre polvo) y mantener a mascotas en interiores.
Este evento en Chihuahua es un recordatorio de la fuerza de la naturaleza y la importancia de estar preparados. Con el cambio climático aumentando la frecuencia de fenómenos extremos, entender y respetar estos eventos no es solo una cuestión de curiosidad científica, sino de seguridad pública.