Política en Movimiento/Angélica Beltrán
CDMX a 10 de noviembre del 2002.- La guerra interna de MORENA la ha provocado el presidente Andrés Manuel López Obrador al adelantar el reloj político de la sucesión presidencial.
Y tal como en la tramposa declaración del expresidente Porfirio Díaz, en la histórica entrevista Díaz-Creelman, de que México estaba preparado para la democracia y daría paso a las elecciones –luego de tres décadas en el gobierno–; esta vez, el presidente Obrador puso sobre la mesa el tema de la sucesión presidencial, y al mencionar distintos perfiles dignos de sucederlo, tendió la trampa. Varios aspirantes se han asomado; y esto –como ya se ha visto–ha permitido al gobierno comenzar a cortar cabezas.
La venia del presidente Obrador para los perfiles mencionados –Sheinbaum, Ebrard, Adán Augusto—dignos de sucederlo, encubaba –deliberadamente– el germen de la destrucción de MORENA. Pues después de haberse cumplido el objetivo del triunfo presidencial en 2018; el partido –para AMLO– perdió razón de ser.
Y si bien millones de personas trabajaron para alcanzar esa meta, siendo el ex jefe de gobierno el candidato presidencial; es claro que ahora el tabasqueño no trabajará para ningún morenista, no obstante, la continuidad de la 4T; que parece ya no importar.
Un ejemplo de ello, Campeche, donde en vez de iniciarse el cambio profundo; la gobernadora Sansores se ha convertido en presentadora de programa de farándula política; en vez de trabajar para la transformación de uno de los estados más pobres del país.
Así, en medio de la vorágine de acusaciones, demandas legales y confrontación pública entre grupos rivales de aspirantes presidenciales, López Obrador no ha intervenido.
Más al contrario ha sido el mismo quien provocó el desorden y división, con una declaración que logró desatar un conflicto estéril entre aspirantes –legítimos o no; con capacidad o no; con posibilidades o no. Y finalmente, puede ser que ninguno de los que ahora colisionan llegarán a la meta, ya que faltan dos años hasta el tiempo de la sucesión; y el desgaste nadie podrá aguantarlo.
En este contexto, el senador Ricardo Monreal ha sido, quizás, el más golpeado, pues ha levantado demasiado la cabeza. ¿Cayó en la trampa del destape? Creo que sí.
Contra el zacatecano se ha abalanzado la gobernadora Layda Sansores de manera pública y directa; de manera velada, acusa el legislador, lo ataca la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum. Otros, dice, lo atacan desde las redes sociales. Además, con su silencio, el secretario de gobernación también podría ser parte del ataque desde el aparato gubernamental, pues el funcionario no se ha pronunciado tampoco. De ahí la pregunta de Monreal por la ausencia de Adán Augusto López… ¿dónde está el piloto?
Lo curioso es que, como un plan B, se presume que el senador Monreal, quien coordina la bancada de MORENA con alto porcentaje de aceptación, busque una alianza con el canciller Marcelo Ebrard, quien también espera ser contemplado para la candidatura presidencial; pero si no se diera tampoco para este; entre ambos podrían crear una dupla con altas posibilidades de triunfo. El plan C para Monreal, se ha contemplado en el panorama político, es el cambio de partido, MC, la opción, donde algunos morenistas e históricos como Muñoz Ledo ya se han sumado y comenzado proyectos políticos.
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