Por Bruno Cortés
En la Ciudad de México, un tema candente ha surgido en la agenda política, y es que el Grupo Parlamentario del PAN está haciendo un llamado fuerte y claro a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para que no electrifique asentamientos irregulares en la alcaldía de Tláhuac. La preocupación va más allá de la simple electrificación; se trata de preservar el suelo de conservación y proteger el medio ambiente de una zona que ha sido objeto de invasiones.
El diputado Federico Döring Casar, uno de los voceros del PAN, argumenta que seguir electrificando estos asentamientos es como ponerle una bomba de tiempo a la crisis hídrica que ya enfrenta la ciudad. Para él, no se trata solo de dar luz a unas cuantas casas, sino de permitir que se sigan asentando personas en terrenos que no deberían ser habitados, lo que eventualmente puede llevar a la regularización de esos terrenos y, con ello, a un grave daño ambiental. “El siguiente paso es la regularización, y eso significa poner en riesgo la salud y la sustentabilidad hídrica de la capital”, comentó Döring.
La situación es compleja. Los asentamientos en cuestión, como La Ciénega y Tempiluli, son el resultado de invasiones que han sido toleradas en el pasado. Döring acusa a la CFE de convertirse en aliada de los invasores y de contribuir a la degradación de una zona vital para la ecología de la ciudad. Por su parte, el diputado Hector Saúl Téllez Hernández no se queda atrás y tacha a la CFE de ser «una empresa corrupta» que, en lugar de apoyar el desarrollo sostenible, opera en beneficio de quienes se apoderan de terrenos de manera ilegal.
Tláhuac no es un caso aislado; es un ejemplo de cómo las decisiones políticas pueden afectar el equilibrio ambiental y social de una comunidad. En este sentido, los diputados del PAN han sido claros en su mensaje: la electrificación no debe ser un justificante para fomentar más invasiones y más irregularidades. Ellos creen firmemente que el gobierno debe frenar esta tendencia y priorizar la conservación del suelo y los recursos naturales.
El eco de estas declaraciones resuena no solo en las paredes del Congreso, sino en la conciencia de los ciudadanos que ven cómo las decisiones de hoy pueden tener repercusiones en el futuro de la ciudad. La lucha por el espacio urbano, la electrificación y la conservación del medio ambiente son temas que seguirán siendo debatidos en los pasillos del poder, y lo que está en juego es mucho más que unas cuantas casas; se trata del futuro de una metrópoli que ya enfrenta suficientes retos.