Teuchitlán se levanta: familias marchan tras hallazgo en Rancho Izaguirre

El reciente hallazgo de restos humanos, prendas y calzado en el Rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán, Jalisco, ha encendido las alarmas en la sociedad. Investigaciones apuntan a que este sitio fue utilizado como un centro de exterminio por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), lo que ha provocado indignación y exigencias de justicia por parte de colectivos de búsqueda y familiares de desaparecidos. La tragedia ha llevado a movilizaciones tanto en Jalisco como en la Ciudad de México.

 

El domingo 16 de marzo, ciudadanos y organizaciones se unieron en una marcha pacífica por las calles de Teuchitlán. Vestidos con camisetas blancas y sosteniendo carteles con fotos de sus seres queridos desaparecidos, los manifestantes lanzaron consignas como «Si vivos se los llevaron, vivos los queremos» y «¿Por qué los buscamos? Porque los queremos». La procesión culminó en la Parroquia Señor de la Ascensión, donde se celebró una misa en honor a las víctimas.

 

Un día antes, el 15 de marzo, en la Ciudad de México, activistas, familiares de desaparecidos y el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco organizaron una vigilia en el Zócalo capitalino. Durante el acto, encendieron veladoras y colocaron zapatos, un símbolo de la ausencia de quienes no han regresado a casa. La manifestación se convirtió en un grito de auxilio ante la crisis de desapariciones forzadas en México, donde más de 124,000 personas están registradas como desaparecidas.

 

Las autoridades han asegurado que investigarán a fondo el caso de Teuchitlán, aunque la desconfianza de la población sigue siendo un obstáculo para creer en la efectividad de las instituciones. En los últimos años, diversos colectivos han denunciado la falta de apoyo gubernamental en la localización de personas desaparecidas, mientras que los hallazgos de fosas clandestinas siguen en aumento en el país.

 

El Rancho Izaguirre es solo uno de los múltiples sitios que han sido utilizados para la desaparición forzada de personas en México. Especialistas han señalado que estos lugares suelen operar con impunidad, y que los grupos criminales los usan para deshacerse de sus víctimas sin consecuencias inmediatas. La revelación de estos espacios de exterminio sigue evidenciando la magnitud de la violencia y la necesidad urgente de medidas efectivas para frenar esta crisis humanitaria.

 

Las familias de las víctimas continúan su lucha incansable en la búsqueda de respuestas y justicia. Las marchas y vigilias no solo son una expresión de dolor, sino también un llamado a la acción para que las autoridades actúen con determinación. La sociedad mexicana sigue alzando la voz, con la esperanza de que estos crímenes no queden impunes y de que las miles de personas desaparecidas puedan regresar a casa.

 

 

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