Terapia alternativa letal: Mujer muere por veneno de rana
Editor web Maya Comunicación 
Un retiro espiritual en Durango terminó en tragedia cuando Marcela, una actriz y productora de cine de 33 años, perdió la vida tras ingerir una sustancia conocida como «Kambó», extraída de una rana amazónica. Este incidente ha encendido las alarmas sobre los peligros de las terapias alternativas no reguladas.
El kambó es una secreción de la rana Phyllomedusa bicolor, utilizada tradicionalmente por tribus amazónicas y que en los últimos años ha ganado popularidad en círculos de medicina alternativa. Sus defensores aseguran que tiene propiedades curativas para una amplia gama de dolencias, desde alergias hasta depresión.
Sin embargo, los científicos advierten que no hay pruebas concluyentes sobre sus beneficios y que su uso puede ser peligroso. «No hay un uso seguro del kambó», afirma tajantemente un especialista consultado por la BBC.
Según informes de la Fiscalía de Durango, Marcela participaba en un retiro llamado «Formación de Sanadores» cuando ingirió el kambó. Poco después, comenzó a presentar síntomas de intoxicación, incluyendo vómitos y diarrea. A pesar de ser trasladada a un hospital, lamentablemente no sobrevivió.
Luis Manuel Naranjo, presidente del Colegio de Psicólogos de Durango, ha alzado la voz contra estas prácticas peligrosas. «Es lamentable que la gente busque atajos para curar trastornos mentales o físicos, en lugar de acudir a terapias o medicamentos comprobados», declaró.
Este trágico incidente subraya la necesidad urgente de regular las terapias alternativas. Muchos de estos «retiros espirituales» operan sin los permisos de salubridad necesarios, poniendo en riesgo la vida de los participantes.
La comunidad artística de Durango está de luto por la pérdida de Marcela, recordada como una talentosa actriz y productora. Su muerte prematura sirve como un doloroso recordatorio de los peligros que pueden esconderse tras la promesa de una «cura milagrosa».
Este caso nos invita a reflexionar sobre la importancia de buscar ayuda profesional ante problemas de salud mental y física, y a ser cautelosos con terapias no probadas científicamente. La búsqueda de sanación no debería poner en riesgo la vida.
