En un discurso que sacudió el panorama económico internacional, la presidenta Claudia Sheinbaum defendió con uñas y dientes el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Desde la fronteriza ciudad de Nuevo Laredo, Sheinbaum lanzó un mensaje claro: el T-MEC es la clave para enfrentar el poderío económico de China.
«Este tratado comercial es la única forma de enfrentar con éxito la competencia económica y comercial con China», declaró Sheinbaum con firmeza. La mandataria no se anduvo con rodeos: América del Norte debe consolidarse como una potencia económica independiente.
Sheinbaum destacó que entre México, Estados Unidos y Canadá no existe competencia, sino complementariedad. «Entre los 3 países producimos el 30% de toda la riqueza que se genera en cualquier lugar del mundo», señaló, subrayando el potencial de la región.
Con Donald Trump perfilándose como posible presidente de Estados Unidos, Sheinbaum enfatizó la importancia de mantener y fortalecer el T-MEC. Este mensaje llega en un momento crucial, con la revisión del tratado programada para 2026.
La defensa de Sheinbaum del T-MEC surge en medio de acusaciones, principalmente desde Canadá, de que México está siendo utilizado como una «puerta trasera» para que productos chinos ingresen al mercado norteamericano. Sin embargo, datos oficiales muestran que México recibe apenas el 0.4% de la inversión china en Norteamérica, en comparación con el 68.1% de Estados Unidos y el 31.5% de Canadá.
El gobierno mexicano no se queda de brazos cruzados. Se está preparando un ambicioso proyecto de sustitución de importaciones asiáticas por productos fabricados en Norteamérica. Esta iniciativa busca reducir el déficit comercial de más de 80,000 millones de dólares que México tiene con China.
En un mundo donde las tensiones comerciales están a la orden del día, Sheinbaum deja claro que México apuesta por la cooperación regional como la mejor estrategia para enfrentar los desafíos económicos globales. El T-MEC, más que un simple acuerdo comercial, se perfila como el escudo de Norteamérica frente al avance económico de China.