Cuba a 14 de junio, 2024.- La reciente llegada del submarino nuclear ruso Kazan a Cuba ha suscitado preocupaciones y especulaciones en el ámbito internacional, especialmente en un contexto de tensiones entre Estados Unidos y Rusia. Acompañado por la fragata Almirante Gorshkov, este despliegue naval ha despertado el interés por las capacidades tecnológicas y estratégicas de Rusia en el hemisferio occidental.
El submarino Kazan, perteneciente a la clase Yasen-M, representa un avance significativo en la capacidad naval rusa. Equipado con un reactor nuclear más silencioso y armamento de alta precisión como misiles Oniks, Kalibr y futuramente los Zircon, su presencia en aguas cubanas marca una demostración de fuerza y capacidad operativa.
El despliegue coincide con una crisis económica en Cuba, profundizando la relación entre La Habana y Moscú. Aunque los funcionarios cubanos han asegurado que los buques no transportan armas nucleares, la visita de estos navíos refleja un mensaje estratégico de Rusia hacia Estados Unidos y la región.
Expertos como William LeoGrande, de la American University, interpretan este evento como un recordatorio de la capacidad de Rusia para desafiar la influencia estadounidense en su «esfera de influencia». Este gesto evoca recuerdos de la Guerra Fría, cuando la crisis de los misiles de 1962 llevó al mundo al borde de una guerra nuclear.
Para Cuba, esta visita militar rusa no solo representa un apoyo estratégico, sino también económico en tiempos de escasez. Desde la entrega de 90,000 toneladas de petróleo hasta colaboraciones en sectores clave como la infraestructura y el turismo, Rusia busca fortalecer sus lazos históricos con la isla caribeña.
Desde una perspectiva internacional, la presencia del Kazan en aguas cubanas subraya la voluntad de Rusia de proyectar poderío militar en un contexto geopolítico tenso. Estados Unidos y la OTAN han expresado su vigilancia ante estos movimientos, resaltando la importancia estratégica de cada movimiento naval ruso en el Caribe.
La estancia del submarino Kazan en Cuba hasta mediados de junio no solo refleja la geopolítica contemporánea sino que también plantea preguntas sobre la seguridad regional y las relaciones internacionales en un mundo post-Guerra Fría. La respuesta de Estados Unidos y sus aliados será crucial para determinar el equilibrio de poder en las Américas y más allá.