Texas, Estados Unidos a 21 de noviembre, 2023.- El sábado pasado, la nave espacial no tripulada Starship de SpaceX, diseñada para llevar astronautas a la Luna y más allá, sufrió un fallo catastrófico en el espacio minutos después de despegar.
Este incidente marca un revés significativo para SpaceX, ya que la Administración Federal de Aviación (FAA) necesitará revisar la investigación de la falla de la compañía y revisar su solicitud para una nueva licencia de lanzamiento.
El cohete de dos etapas despegó desde la base de lanzamiento Starbase de la empresa de Elon Musk, cerca de Boca Chica, Texas, y se elevó a unos 90 kilómetros del suelo en un vuelo previsto de 90 minutos al espacio.
Sin embargo, a los 10 minutos de vuelo, un locutor de la compañía anunció que el control de la misión de SpaceX había perdido repentinamente el contacto con el vehículo.
El objetivo principal del vuelo de prueba era despegar la Starship y llevarla al espacio justo antes de la órbita terrestre. Esto habría representado un paso clave hacia la ambición de SpaceX de producir una gran nave espacial polivalente capaz de enviar personas y carga a la Luna a finales de esta década para la NASA y, en última instancia, a Marte.
La NASA, el principal cliente de SpaceX, tiene un interés considerable en el éxito de Starship, que la agencia espacial estadounidense espera que desempeñe un papel central en su programa de vuelos espaciales tripulados Artemis, sucesor de las misiones Apollo.
Elon Musk, fundador, director ejecutivo e ingeniero jefe de SpaceX, ve a Starship como el eventual reemplazo del cohete Falcon 9 como pieza central de su negocio de lanzamientos, que ya lleva al espacio la mayoría de los satélites y otras cargas comerciales del mundo.
A pesar de este revés, la comunidad espacial ha tenido una reacción en general favorable. Caleb Henry, director de investigación de la empresa de investigación espacial Quilty Analytics, señaló que «Es importante fracasar durante las pruebas para tener más posibilidades de éxito» en el futuro.