Ciudad de México, 07 de febrero de 2023.- El asunto viene porque noticias procedentes del norte indican que el sector manufacturero estadounidense siguió contrayéndose en enero ante el alza de las tasas de interés ahogó la demanda de bienes, y eso pone a temblar a los industriales e inversionistas en México.
La Secretaría de Economía, y la denominada Iniciativa Privada (IP) están muy vigilantes de lo que ocurre con el aliado vecino, pues la nación latinoamericana México está en un momento muy positivo en lo que se refiere a la inversión extranjera directa, a la salud de sus finanzas, el fortalecimiento de su moneda, la estabilidad en el gasto interno que no ha bajado a pesar de la inflación propia y ajena, y el empleo.
El Instituto para la Gestión de Suministros (ISM) de Estados Unidos admitió hace unos días que su PMI (índice manufacturero similar al PIB) cayó a 47,4 el mes pasado desde 48,4 en diciembre, la tercera contracción mensual consecutiva que lo situó en el menor nivel desde mayo de 2020.
A México le preocupa mucho esa debilidad del ISM ya que refleja un deterioro de los llamados datos manufactureros duros de Estados Unidos. La producción manufacturera del vecino descendió a 2,5 por ciento en el cuarto trimestre de 2022, según mostraron los datos de la Reserva Federal (Fed) el mes pasado.
El subíndice de nuevos pedidos del ISM cayó a 42,5 en enero de 2023 frente a 45,1 en diciembre, y es el quinto mes consecutivo en que este indicador se contrae. El debilitamiento de la demanda y la mejora del suministro de materias primas han reducido la acumulación de trabajo inacabado en las fábricas, admite el instituto.
Hay una pequeña luz de esperanzas en México de que el deterioro no se agrave, y es el hecho de que las fábricas en Estados Unidos no parecen estar todavía despidiendo a trabajadores en masa.
Sin embargo, los expertos recomiendan no dejarse llevar por el dato porque, a pesar de que la demanda está bajo presión y las fábricas mantienen a sus trabajadores por ahora, en realidad el índice ISM de empleo en las fábricas bajó en enero a 50,6 desde el 50,8 de diciembre.
Aclaran que este indicador, que ha oscilado al alza y a la baja, no refleja un buen momento de las nóminas del sector manufacturero en el informe de empleo del gobierno, que se sigue muy de cerca, y que la Casa Blanca lo presenta como una estabilidad en los niveles de la población económicamente activa.
Una encuesta de Reuters entre economistas, señala que el empleo en el sector manufacturero probablemente aumentó en seis mil puestos de trabajo en enero, pero aclara que por debajo de los ocho mil en los que subió en diciembre.
En conjunto, se prevé que las nóminas no agrícolas se hayan incrementado en 185 mil puestos de trabajo el mes pasado. La economía añadió 223 mil puestos de trabajo en diciembre, y es lo que destaca el gobierno de Joe Biden, pero sin alertar de las oscilaciones de ese indicador.
De todo ello a México lo que le ocupa y preocupa es que el sector manufacturero estadounidense está profundamente interrelacionado con la economía nacional debido a que sus exportaciones lo sustentan de manera importante.
La alerta de una desaceleración económica de Estados Unidos la dio hace pocos días en un seminario Alejandro Saldaña, subdirector económico de Ve por Más (BX+), quien asegura que esta se profundizará este 2023 y se extenderá a México.
Hace la salvedad de que, debido a la buena salud de la cual goza la economía mexicana en estos momentos, será de los países más defensivos a nivel continental de la situación que se está gestando en el vecino del norte y que indefectiblemente afectará los proyectos del Tratado de Libre Comercio tripartido, T-MEC.
Saldaña afirmó que si Estados Unidos, principal socio comercial de México y el primordial en el origen de inversión extranjera directa (IED) que, en 2022 se ubicó en niveles récord, crece solamente 0,5 por ciento este 2023, difícilmente la economía mexicana lo hará más allá de eso, quizás hasta 0,8 por ciento anual promedio este año.
Hay otra advertencia importante del experto y es que, según su investigación, el entorno global va a jugar en contra del crecimiento económico de 2023 para todo el mundo, incluido Estados Unidos, aunque hace la salvedad de que no todo es malo en el lado de México, pues mantiene hasta ahora una situación coyuntural muy positiva para el país.
Un hecho interesante que puede ayudar a solventar problemas de empleo y de una distribución racional del ingreso por esa vía, es un programa de relocalización industrial que está realizando México llevando inversiones a aquellos estados y regiones que más necesitan esas fuentes.
Es, en realidad, la activa participación de México en el proceso conocido como al nearshoring (relocalización de empresas) que se lleva dentro del T-MEC como parte de una estrategia de externalización por la que una empresa transfiere parte de su producción a terceros que, a pesar de ubicarse en otros países, están localizados en destinos cercanos y con una zona horaria semejante.
México buscar sacar el mayor provecho al nearshoring debido a que las empresas estadounidenses y canadienses encontrarán en el país la posibilidad de relocalizar sus plantas productoras que anteriormente estaban en Asia.
Para los industriales es ventajoso porque eso significaría una reducción en los costos operativos de hasta 23 por ciento, de acuerdo con Ana Laura Jiménez, socia directora de PwC México.
Añade que el nearshoring puede generar cerca de 78 mil millones de dólares para Latinoamérica, pero en México, por su cercanía con Estados Unidos, se tienen más oportunidades de comercio, mientras para el país receptor albergar esas plantas productoras significaría un aumento en la inversión extranjera y un posible crecimiento económico.
El proceso tiene sus detractores, porque algunos expertos estiman que, al llevar a cabo esa estrategia, el panorama comercial retrocedería y se experimentaría una desglobalización, otros teóricos hablan de pérdida de soberanía en los procesos productivos y la planeación del desarrollo industrial, e incluso comparan sus aportes al PIB con los limitados de las maquiladoras.
Por encima de toda esa situación, la mayoría de los economistas mexicanos -más allá de las diferencias políticas y de partidos- coinciden en que las condiciones macroeconómicas sólidas de México permiten enfrentar una presunta desaceleración en la industria manufacturera de Estados Unidos con todos los peligros que ello conlleva para las economías de los tres socios del T-MEC.
De todas formas, Saldaña aclaró que no están previendo una contracción severa en la actividad económica. Los trimestres de mayor debilidad en 2023 serán el segundo y tercero.