Cuando México despertó este 28 de noviembre de 2024, lo hizo con una tristeza profunda: Silvia Pinal, la gran dama del cine y la televisión, nos dejó a los 94 años. Tras complicaciones de salud, su partida no solo marca el fin de una era dorada para el espectáculo, sino también un momento de reflexión sobre su legado, que sigue vivo en cada pantalla, escenario y memoria colectiva.
Pinal, nacida el 12 de septiembre de 1930 en Guaymas, Sonora, iluminó el cine mexicano desde los años 40. Fue musa de Luis Buñuel en clásicos inmortales como Viridiana y El ángel exterminador, consolidando un prestigio internacional que pocas actrices mexicanas han logrado.
Pero su magia no se limitó al cine. En la televisión, Mujer, casos de la vida real marcó generaciones, abordando con valentía temas que resonaban en los hogares mexicanos. Y en el teatro, cada aparición suya era un recordatorio de su versatilidad y entrega al arte.
El impacto de Pinal no solo fue artístico; también incursionó en la política como diputada federal y presidió la ANDA, demostrando que el compromiso con México no conocía límites en su vida.
Claudia Sheinbaum, presidenta de México, expresó en Twitter:
«Lamentamos el fallecimiento de la primera actriz Silvia Pinal Hidalgo, cuyo talento cinematográfico y teatral es parte de la memoria cultural de México. Muchas generaciones crecimos admirándola. Nuestras condolencias a sus familiares y amigos.»
La familia artística y cultural del país también reaccionó con pesar. Emilio Azcárraga, presidente de Televisa, recordó las décadas de colaboración y el orgullo de haber trabajado junto a una figura tan icónica.
Aunque su adiós deja un vacío imposible de llenar, Silvia Pinal sigue viva en cada fotograma y en el corazón de un México que la admira y agradece por tanto. Porque las estrellas como ella nunca se apagan: solo brillan más allá del horizonte.