En Chilpancingo, Guerrero, se encuentra el refugio Sicarú, un santuario dedicado a rescatar y preservar a los tlacuaches, animales fundamentales para la biodiversidad mexicana y símbolos míticos del país. Fundado por Thalía Selene Martínez Nava, bióloga egresada de la Universidad Autónoma de Guerrero, Sicarú se esfuerza por rehabilitar a estos marsupiales y combatir los prejuicios que los rodean.
El refugio, que nació en 2018, recibe tlacuaches de Chilpancingo y zonas aledañas como Acapulco. Thalía se encarga de su rehabilitación, dependiendo de la edad, sexo y condición en la que llegan. Les pone trampas y cebos para ayudarlos a desarrollar sus habilidades de búsqueda de alimento y trepar árboles. Para ser liberados, deben cumplir con ciertos requisitos como peso y tamaño.
Uno de los mayores retos de Sicarú es combatir los prejuicios que rodean a los tlacuaches. Muchas personas los matan por creer que son agresivos, transmiten rabia o tienen propiedades curativas. Sin embargo, son marsupiales inofensivos y fundamentales para la biodiversidad. Dispersan semillas, mantienen a raya plagas y son presas vitales en la cadena alimenticia.
El tlacuache es una especie endémica de México y el único marsupial del país. Su nombre en náhuatl, tlacuatzin, significa «pequeño que come fuego», por un mito mesoamericano que cuenta cómo regaló el fuego a la humanidad. En la cultura popular, ha inspirado innumerables personajes en películas animadas.