Por Juan Pablo Ojeda

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, pidió respeto a su homólogo de El Salvador, Nayib Bukele, quien recientemente hizo duras críticas sobre la situación de inseguridad que vive el país. Bukele sugirió que la violencia en México podría ser contenida de manera más efectiva si se aplicara un enfoque similar al de El Salvador, donde implementó una estrategia de mano dura contra las pandillas.

Durante su conferencia de prensa matutina el 21 de marzo de 2025, Sheinbaum reaccionó ante las declaraciones de Bukele, quien en un mensaje en redes sociales cuestionó por qué México no podía resolver los problemas de seguridad en sus estados, considerando que 28 de sus 32 entidades tienen una población igual o menor a la de El Salvador. En su mensaje, Bukele sugirió que México podría abordar la inseguridad de forma progresiva, resolviendo el problema en cada estado antes de pasar al siguiente.

La mandataria mexicana destacó que, aunque el presidente de El Salvador fue elegido por su pueblo, México también merece respeto en cuanto a sus políticas internas. “Él fue electo por su pueblo, pero al mismo tiempo pedimos respeto para México. Respeto, siempre respeto. Es la característica de la diplomacia. Entonces, respeto a lo que hacemos en nuestro país”, declaró Sheinbaum.

Cabe recordar que la estrategia de seguridad de Bukele ha sido polémica, ya que se ha centrado en medidas extremas, como el régimen de excepción y la tolerancia cero con el crimen, lo que ha generado críticas por parte de organismos internacionales de derechos humanos, quienes advierten sobre posibles violaciones a los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Por su parte, la presidenta mexicana evitó entrar en un debate con Bukele, y aunque reconoció las diferencias en las estrategias, prefirió no profundizar en las críticas hacia el gobierno salvadoreño. “No voy a entrar en debate con Bukele. La verdad, podríamos aquí hacer todo un debate de la forma en que ellos están afrontando eso”, señaló.

La intervención de Sheinbaum refleja el firme compromiso del gobierno mexicano con su propia estrategia de seguridad, que, aunque enfrenta diversos desafíos, sigue siendo defendida por las autoridades del país como la más adecuada para enfrentar la compleja realidad del crimen organizado.