Por Juan Pablo Ojeda
En Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo no dudó en salir al paso de las críticas y respaldar con firmeza a una de las figuras clave de su gabinete: Ariadna Montiel, secretaria de Bienestar. En su tradicional conferencia matutina, Sheinbaum fue clara: “Ariadna hace un excelente trabajo. Es una mujer extraordinaria”, dijo, cerrando filas en medio de los señalamientos que han surgido desde su propio partido.
El respaldo no es menor, especialmente cuando dentro del Grupo Parlamentario de Morena ya se ventiló una molestia que va más allá del pasillo: varios diputados habrían pedido su destitución. El mismo Ricardo Monreal, coordinador de los diputados morenistas y presidente de la Junta de Coordinación Política, reconoció que en una reunión plenaria hubo voces críticas hacia Montiel. El reclamo principal: falta de comunicación y respuestas tardías a las solicitudes de información sobre los programas sociales.
“Sí se expresaron comentarios de desacuerdos… a veces no se les proporciona información oportunamente”, dijo Monreal con cautela, aunque también intentó calmar las aguas: “La secretaria Ariadna Montiel es bastante razonable… una de las mujeres más eficaces que tiene la presidenta”. El zacatecano incluso se ofreció como interlocutor para resolver el diferendo, insistiendo en que más que una crisis política, esto es un tema de malos entendidos.
El problema tomó más visibilidad cuando se filtraron audios en medios de comunicación donde algunos legisladores de Morena califican a Montiel de “prepotente” y “grosera”. A pesar de que no es una postura unánime dentro de la bancada, los reclamos han encendido una pequeña alarma en el círculo cercano de Sheinbaum, quien busca mantener el control político y operativo de su equipo en plena implementación de los programas sociales emblema de la 4T.
La Secretaría de Bienestar, además, no es cualquier cartera. Es la columna vertebral del gobierno social de Morena, responsable de coordinar a miles de servidores de la nación y ejecutar apoyos directos que llegan a millones de mexicanos. Por eso, el respaldo presidencial tiene peso y mensaje: Montiel no se va, y Sheinbaum no cede.
El episodio revela que, aunque Morena gobierna con mayoría y cohesión aparente, las tensiones internas también existen, y más aún cuando están en juego estructuras territoriales clave. Mientras tanto, Ariadna Montiel sigue al frente de la dependencia que maneja la operación social más grande del país, con el aval de quien hoy tiene la última palabra: la presidenta.