Javier Macías García
Sheinbaum mucho dinero, pocos resultados
Monreal entra al ruedo
Claudia Sheinbaum encabeza las encuestas rumbo al 2024. Pero la distancia, entre ella y su más cercano perseguidor, es poca, comparada con el tiempo y los recursos económicos y humanos que ha destinado a la promoción de su imagen y sus aspiraciones presidenciales.
Los estudios demoscópicos, difundidos en los últimos meses a través de los medios de comunicación, no pueden comparar a Sheinbaum, quien lleva meses en campaña y que en reiteradas ocasiones ha violado las leyes electorales, con las otras “corcholatas”, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López, que están ocupados en atender su trabajo, o con Ricardo Monreal, a quien recién Morena lo incorporó como aspirante.
A pesar de que las encuestas están midiendo un proceso de selección del candidato presidencial, que en los hechos no existe, valdría la pena no minimizarlas, descalificarlas o soslayarlas. Independientemente de la pregunta ¿A quién prefiere como candidato o candidata de MORENA para la presidencia de la República?, existen otros tópicos que no deben descuidarse, como si conocen o no a los aspirantes y qué opinión tienen de ellos.
Aun cuando rechazó ser la autora intelectual y material de la campaña #EsClaudia, ésta tuvo su impacto. En agosto de 2022, según la encuesta de Enkoll, el 59 por ciento dijo conocerla o saber de ella y, en febrero de 2023, ascendió a 68 por ciento. En ese lapso, el secretario de Gobernación subió de 18 a 29 por ciento; el senador de 30 a 40 y el canciller de 66 a 73. En cuanto a la opinión negativa, Sheinbaum pasó de 20 a 19 por ciento; López Hernández de 43 a 34 por ciento; Ebrard de 28 a 23 por ciento, y Monreal Ávila de 36 a 33 por ciento.
Es decir, sin hacer tanta promoción ni destinar tiempo ni recursos económicos y humanos como ella, sus contrincantes obtuvieron más puntos porcentuales, en el primer rubro, y una considerable disminución, respecto a una opinión negativa.
Algo le ha fallado a la jefa de Gobierno, que debe analizar antes de que inicie el proceso de selección del candidato de Morena a la Presidencia de la República. Su estrategia de “yo también” voy a hacer lo mismo que Andrés Manuel López Obrador es insuficiente. Imitar la retórica y apropiarse de los programas del mandatario, refuerzan la imagen de “Titina” (como le llaman los opositores en relación al ventrílocuo Don Carlos y sus títeres Neto y Titino).
Análisis en el terreno
No obstante los escasos resultados obtenidos por Sheinbaum, las otras corcholatas no deben descuidarse. Entre sus tareas, tienen la obligación no sólo de analizar los mensajes de la jefa de Gobierno, como emisora, sino sobre todo qué mensaje están recibiendo los electores y a través de qué medios.
La saturación de información y los ruidos en el ecosistema mediático hacen casi imposible que el mensaje del emisor llegue de manera nítida a la población. Por lo tanto, no lo que dice Sheinbaum, a través de los medios de comunicación ni en sus eventos, en la Ciudad de México ni en los estados, sino que la investigación se debe hacer en el terrero de los receptores, para conocer por qué la prefieren como aspirante de Morena a la Presidencia de la República.
Se podrían especular muchísimas cosas, como que tiene una estructura de a pie que transmite su mensaje bis a bis a los electores; pero no deja de ser una mera especulación. Las corcholatas tienen que hacer la observación en el terreno y dar la lucha ahí y no sólo a través del ecosistema mediático, conformado por medios tradicionales, emergentes y redes sociales. Y ya se están tardando.
Monreal le entra, pese a la promoción anticipada
Pese a que considera que su inclusión en la lista de aspirantes a la presidencia de la República llega de manera tardía, el senador Ricardo Monreal expresó su decisión de participar en el proceso interno. Está consciente, también, que existe una promoción anticipada, con probablemente un gasto ilimitado e ilegal, así como una preferencia manifiesta del presidente López Obrador y la dirigencia del partido por los otros tres aspirantes.
Aunque esa preferencia, dijo, se manifiesta un día sí y otro también, externó su confianza en que, con su propuesta seria, responsable y de inclusión, pueda mover las conciencias de los ciudadanos que, junto con él, deseen consolidar el proceso de transformación que vive el país, bajo un espíritu de reconciliación.
“A pesar de que las encuestas, los sondeos de opinión, a veces nos colocan en el tercero o hasta en el quinto lugar, no me preocupa, en verdad no me preocupa. Si no hay imposición vamos a ganar. No vamos a claudicar, no vamos a desistir, no vamos a negociar”, advirtió.
En parte tiene razón. Sí influye que López Obrador los mencione en la mañanera; pero son sólo dos minutos. El problema es que el senador, otros morenistas, periodistas, medios de comunicación y los opositores (aun cuando sea para una campaña sucia) utilizan esa mención del mandatario con la que inundan el ecosistema mediático. Lo replican y lo replican y lo que se debió haber quedado en sólo dos minutos, ocupa horas y líneas y líneas de texto.
El presidente insiste que no tiene preferencia y que él apoyará a quien el “pueblo bueno” elija, pero todos difunden que Sheinbaum es la corcholata favorita. Y ella feliz de la vida, porque la están posicionando en la percepción ciudadana como la consentida del presidente. Lo mismo pasó con la campaña #EsClaudia. Quien no se enteró por los espectaculares, lo hizo a través de las cuentas en redes sociales de los opositores y de periodistas y medios de comunicación y tuvo una penetración mucho mayor a la esperada. (Esta es parte de la tarea, el investigar qué mensaje está recibiendo la población y a través de qué medios).
Monreal y su equipo debe trabajar más en posicionar sus mensajes y su proyecto de nación y dejar de mencionar que está en desventaja, que no es favorito.
Hasta hace dos años, el mismo presidente López Obrador difundía, a través de sus redes sociales, sus desayunos y comidas con el senador Monreal. No eran acercamientos casuales, sino de una gran cercanía, empatía y confianza. A la fecha, ninguna de las corcholatas puede presumir un desayuno o una comida a solas con el mandatario y que él las haya posteado en sus cuentas. Sin embargo; en su momento, ellos no se quejaron, trabajaron, incluso con intrigas, para que todo cambiara.