CDMX a 6 de abril, 2024.- La senadora Verónica Martínez García ha puesto sobre la mesa un tema de gran relevancia y urgencia en el panorama educativo mexicano: la necesidad de asegurar un acceso equitativo a la educación para menores con trastorno del espectro autista (TEA) en las instituciones públicas. En un entorno donde la exclusión y el rechazo aún son retos a superar, la propuesta de Martínez García resalta la importancia de transformar el sistema educativo para hacerlo verdaderamente inclusivo.
La realidad de las y los niños con TEA en las escuelas de educación pública se enfrenta a una serie de barreras: desde la falta de personal capacitado hasta infraestructuras inadecuadas y prejuicios que limitan su integración y progreso educativo. Martínez García subraya que, a pesar de las obligaciones legales existentes, estas instituciones frecuentemente sugieren que estos menores serían mejor atendidos en escuelas especiales, una práctica que contradice el principio de inclusión educativa.
La legisladora del PRI ha presentado un punto de acuerdo que no solo busca garantizar el derecho a la educación de niñas, niños y adolescentes con TEA, sino también adaptar los planes educativos, evaluaciones y protocolos de atención para abrazar la diversidad en las capacidades y necesidades de aprendizaje. Esta iniciativa incluye la capacitación del personal docente para asegurar una atención adecuada a los menores con esta condición, un paso fundamental hacia la satisfacción de sus necesidades educativas especiales.
A pesar de que la Ley General para la Atención y Protección a Personas con la Condición del Espectro Autista ya estipula el derecho a una educación integradora e inclusiva, la implementación efectiva de estas disposiciones sigue siendo un desafío. Martínez García hace hincapié en las dificultades que enfrentan los padres para obtener diagnósticos oportunos y acceso a una educación adecuada para sus hijos, exacerbando los retos en un país donde el TEA aún es poco comprendido y atendido.
El llamado de Martínez García es un recordatorio de que, aunque algunos menores con TEA puedan presentar desafíos en las interacciones sociales y comportamientos atípicos, también poseen potencialidades y habilidades únicas que, con el apoyo adecuado, pueden florecer. Garantizar una educación inclusiva no solo es un derecho sino una inversión en el futuro de estos menores, permitiéndoles llevar una vida plena y contribuir de manera significativa a la sociedad.
La propuesta ha sido enviada a la Comisión de Educación para su análisis y eventual aprobación, marcando un paso adelante hacia un sistema educativo que reconozca y valore la diversidad en todas sus formas.