Por Bruno Cortés
Los senadores de oposición, como Ricardo Anaya y Enrique Vargas del Villar, han alzado la voz contra la reforma energética que busca consolidar el control estatal sobre la generación de electricidad, el litio y el internet. Argumentan que limitar la participación privada en la generación de energía es un grave error, ya que encarecerá los costos, afectará el medio ambiente y obstaculizará la competitividad de México a nivel internacional. Además, aseguran que la reforma podría violar el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá (T-MEC), lo que generaría más problemas económicos para el país.
El Senado está discutiendo una reforma a la Constitución que busca fortalecer el control del Estado sobre sectores estratégicos como el litio, la electricidad y el servicio de internet. La idea principal es asegurar la soberanía energética de México, es decir, que el gobierno tenga el control sobre estos recursos esenciales para el futuro del país.
La reforma propone que empresas privadas tengan menos participación en la generación de electricidad, mientras que el gobierno, a través de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), tome un papel más dominante. Pero aquí es donde empieza la controversia. Los opositores, como el senador Ricardo Anaya, dicen que esto podría salir caro y ser malo para la economía.
Ricardo Anaya y otros senadores del PAN creen que si se limita la participación de las empresas privadas en la generación de electricidad, los costos podrían subir, afectando a los consumidores. Según Anaya, la CFE es ineficiente en comparación con las empresas privadas, que pueden generar energía a un menor costo y de manera más limpia. Además, señalan que esto podría violar el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), lo que generaría problemas en futuras negociaciones comerciales.
¿Por qué debería importarte todo esto? Básicamente, porque puede afectar lo que pagas de luz y otros servicios. Anaya asegura que la CFE, al quemar combustóleo para generar electricidad, no solo contamina más, sino que es más cara que la energía generada con paneles solares o energía eólica. Y cuando algo cuesta más producir, el precio final también sube para el consumidor.
El futuro de esta reforma está en manos del Senado. Dependiendo de si se aprueba o no, podría cambiar la manera en que México gestiona su energía. Por ahora, el debate sigue, y tanto los partidarios del control estatal como los defensores de la iniciativa privada tienen sus argumentos.