Por Juan Pablo Ojeda
A mediados de 2023, México vivió una serie alarmante de ataques contra fuerzas de seguridad, todos con un elemento común: artefactos explosivos. En un período de poco más de tres semanas, al menos tres incidentes destacaron por su gravedad y el uso de minas y bombas, dejando un saldo trágico de muertos y heridos entre los elementos de seguridad.
El 18 de junio, en Las Bateas, Michoacán, una mina terrestre explosionó bajo una camioneta del Ejército, causando severas lesiones a ocho agentes. Diez días después, el 28 de junio, en El Sauz de Villaseñor, Guanajuato, una bomba escondida en un automóvil abandonado hirió a cinco miembros de la Guardia Nacional. El 11 de julio, en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, una mina terrestre detonó cuando un vehículo de la Fiscalía se aproximaba, resultando en la muerte de seis agentes y lesiones a doce personas más.
Frente a esta creciente amenaza, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) tomó medidas para proteger a sus elementos. Coordinó la compra de 150 trajes antiexplosivos para mejorar la seguridad de los agentes frente a estos artefactos. Los detalles de la licitación pública revelan que estos trajes están diseñados para ofrecer una protección robusta contra explosivos y fragmentos.
La primera partida de trajes incluye 100 unidades equipadas con sistemas que reducen la presión en el pecho y los oídos, y protegen contra fragmentación, impactos, llamas y proyectiles. Estos trajes están disponibles en cinco tallas y pesan entre 30 y 39 kilogramos, con cascos adicionales de hasta 5.5 kg. Además, cuentan con características como un sistema modular de energía autónoma, antiempañante, ventiladores independientes, y un sistema de comunicación y hidratación integrado.
Para los 50 trajes restantes, la Sedena especificó características adicionales para enfrentar explosivos plásticos como el C4, conocidos por su alta resistencia y maleabilidad. Estos trajes deben incluir protección específica para reducir la sobrepresión y ofrecer cobertura en posiciones arrodilladas.
El 2 de agosto de 2024, la Dirección General de Administración de la Sedena anunció que el contrato para estos trajes fue adjudicado a la empresa Corporación Serna Alemán S.A. de C.V. por 266 millones 606 mil 341 pesos, equivalentes a aproximadamente 14 millones 38 mil 133 dólares. Esta compañía fue la única que cumplió con los requerimientos técnicos establecidos en la licitación.
En resumen, la Sedena está fortaleciendo la protección de sus fuerzas de seguridad con nuevos trajes antiexplosivos, en respuesta a un aumento preocupante de ataques con artefactos explosivos en el país.
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