Por Juan Pablo Ojeda
El tema del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) ha vuelto a la agenda política, pero esta vez, los debates se están tomando un respiro. Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) en la Cámara de Diputados, dejó claro que la reforma a esta ley no será sometida a votación hasta que se llegue a un consenso con los maestros. Y con esa declaración, la reforma se ha ido al “congelador”, aunque no es para siempre.
Monreal aseguró que no habrá una “premura” para aprobarla, y que no será una decisión tomada a la ligera ni de manera apresurada. “No vamos a aprobarla o rechazarla de inmediato”, dijo el líder político. El proceso de la reforma está en un momento clave, en donde se encuentra en las Comisiones del Trabajo y de Vivienda, y no pasará al pleno de la Cámara de Diputados hasta que haya un acuerdo con los sindicatos, principalmente con los maestros.
Esta reforma, que tiene desde principios de febrero en discusión, ha sido foco de debate debido a las quejas de los trabajadores del sector educativo. Muchos maestros temen que si se aprueba tal como está, sus aportaciones al Issste aumenten significativamente. El cambio propuesto se centraría en cómo se calculan las cuotas que los trabajadores deben pagar al instituto, sumando el salario base y otros componentes del salario en lugar de solo considerar el sueldo básico. Esto implicaría que aquellos que ganen más de 30,000 pesos mensuales (lo que equivale a más de 10 veces el salario mínimo, o 10 UMAs) tendrían que aportar más dinero.
La razón de esta modificación, según el gobierno federal, es fortalecer los recursos del Issste para asegurar una mejor atención en los servicios de salud. El gobierno ha insistido en que los funcionarios de altos ingresos, no los trabajadores de base, serán los más afectados por estos nuevos cálculos. De acuerdo con los defensores de la reforma, esto sería un acto de “justicia” para que los empleados con salarios más altos contribuyan más al sistema de salud pública.
Sin embargo, la situación está lejos de ser sencilla. Desde que se conoció la propuesta, los maestros se han movilizado en varias ocasiones para mostrar su inconformidad. La sección 22 de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE) ha estado en pie de lucha, incluso declarando alerta máxima ante la posibilidad de que los legisladores tomen decisiones apresuradas sin contar con el apoyo de los sindicatos.
Monreal, en su conferencia, fue claro: no habrá “albazos legislativos” ni decisiones precipitadas. Los legisladores no van a seguir adelante con la reforma hasta que se garantice que los maestros estén informados y de acuerdo. Es un compromiso que se ha hecho con las instituciones del Ejecutivo, y no se va a apresurar la votación sin un consenso.
La reforma al Issste tiene una gran implicación para miles de trabajadores del sector público, no solo para los maestros, sino también para los empleados de confianza. Si bien el gobierno federal ha insistido en que los cambios solo afectarán a los funcionarios con altos salarios, no se puede negar que esta reforma ha generado mucha incertidumbre, especialmente entre aquellos que podrían ver un aumento en sus aportaciones al sistema de salud.
Así que, por el momento, la reforma está en pausa. Se está buscando un equilibrio entre lo que se necesita para financiar mejor el sistema de salud del Issste y las preocupaciones legítimas de los maestros y otros trabajadores públicos. Mientras tanto, el reloj sigue corriendo, pero Monreal ha asegurado que no habrá decisiones precipitadas. Habrá que esperar para ver cuándo y cómo se reanudan las negociaciones y si finalmente se logra un consenso.