Y más de 1.200 litros de jugo de tomate morado llegarán pronto a Gran Bretaña, procedentes de Canadá. Aunque algunas variedades naturales de esta planta solanácea se aproximan al color púrpura, los tomates en cuestión tienen una cualidad especial: han sido modificados genéticamente para adquirir esa intensa pigmentación, muy parecida a la de los arándanos.
Al tomate convencional se la han introducido en realidad dos genes de la planta conocida como boca de dragón, muy habitual en los pedregales y zonas rocosas del Mediterráneo. La planta es especialmente rica en antocianinas, un antioxidante beneficioso en la prevención del cáncer y muy presente también en frutas del bosque como las zarzamoras
El tomate morado genéticamente modificado fue aprobado por el Servicio de Inspección de Salud Animal y Vegetal (APHIS) en Estados Unidos luego de más de una década de presentada la solicitud por parte de los desarrolladores.
El tomate, que fue modificado para alterar su color y mejorar la calidad nutricional, resultó de un estudio desarrollado por Cathie Martin para el John Innes Centre.
El nuevo tomate ha sido fruto del trabajo de 300 científicos de una decenas de países, coordinados por el Centro John Innes, donde se ha llevado a cabo la mayor parte de la investigación. Las restricciones europeas al cultivo de trasgénicos ha forzado sin embargo el traslado de los primeros cultivos experimentales a la región de Ontario, en Canadá.
De acuerdo con la investigación, el origen de este fruto se dio luego de la combinación de la pitaya, también conocida como ‘fruta del dragón’, con el tomate. El resultado fue una planta que acumuló niveles de antocianinas más altos que los vistos en otros productos.
Esta sustancia produce los pigmentos característicos de las moras y arándanos, por ejemplo. Se encontró que protege de una amplia gama de enfermedades en los humanos.
La modificación de este tomate morado significaría un alimento de alta protección de enfermedades que comúnmente atacan a los humanos debido a las altas concentraciones de antocianinas.
De acuerdo con los estudios, ratones susceptibles a padecer cáncer fueron alimentados con estos tomates aumentaron su calidad de vida en 30%.