Desde los albores de la Revolución Mexicana en 1910, la promoción y prevención de la salud pública ha sido una constante preocupación arraigada en el devenir histórico del país. La Constitución de 1917 marcó un hito al reconocer el derecho a la salud y asignar al Estado la responsabilidad de garantizarlo. A partir de ese momento, México ha experimentado una serie de transformaciones estratégicas para mejorar la salud de su población.
Una de las estrategias fundamentales es la iniciativa conocida como «Prevención y Promoción de la Salud Durante el Desarrollo», implementada en todo el país. Esta estrategia, en vigor desde hace años, se enfoca en la prevención de enfermedades y la promoción de estilos de vida saludables. La Dirección General de Promoción de la Salud, como unidad técnico normativa, juega un papel crucial al normar, planear, coordinar, supervisar, evaluar y asesorar las acciones destinadas a fomentar la salud en las diversas entidades federativas.
No obstante, la promoción de la salud en México trasciende los límites del sector sanitario. Se erige como un enfoque holístico que considera variables como el cuidado del medio ambiente, la calidad de las viviendas, la educación, las condiciones laborales y el acceso a recursos. Este enfoque integral refleja la comprensión de que la salud no se limita a la atención médica, sino que está intrínsecamente vinculada a diversos aspectos que influyen en el bienestar de la población.
En resumen, la promoción y prevención de la salud en México se teje en el tapiz de la historia, evolucionando constantemente para abordar las cambiantes necesidades de la sociedad. Este compromiso sostenido desde la Revolución Mexicana demuestra la voluntad continua de construir un país más saludable y resiliente, donde la salud pública se entienda como un derecho fundamental y una responsabilidad colectiva.