Mientras que son peras o manzanas, la secretaria Rosa Icela Rodríguez abrió una nueva puerta en su proyecto para dirigir la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Se trata de la iglesia evangélica, un sector que hasta la llegada del presidente López Obrador en 2018 junto a Encuentro Social (PES) se antojaba difícil de conciliar con los políticos de izquierda, particularmente los políticos de izquierda de la capital del país.
«En estas fechas, donde se hace más notoria la solidaridad, la fraternidad y el amor hacia el prójimo, les deseo una Navidad llena de paz y amor y un Año Nuevo con esperanza», declaró Rodríguez Velázquez este fin de semana durante un desayuno navideño con representantes y presidentes de los distintos movimientos y denominaciones cristianas evangélicas, como la Confraternidad Evangélica de México (Conemex).
En medio de la tensión por el homicidio del pastor cristiano Efrén Martínez el pasado 23 de noviembre en la Gustavo A. Madero, la titular de la Secretaría de Seguridad prometió a los grupos evangélicos garantías y protección para el libre ejercicio de su credo, quienes por otro lado no hay tenido mayor inconveniente en la práctica de su religión bajo la actual administración (como muchos aseguraban lo contrario).
La secretaria Rosa Icela Rodríguez confió a los religiosos el deseo de mantener abiertos los canales de comunicación con la dependencia a su cargo, y les pidió a cambio que continúe el diálogo en beneficio de la paz entre la Conferencia del Episcopado Mexicano y de la Confraternidad Evangélica de México, a pesar de sus diferencias y polémicas públicas.
Teniendo como testigos a la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum y al subsecretario César Yáñez, la integrante del Gabinete de López Obrador escuchó distintas peticiones de orden laboral, que el religioso Arturo Farela ha expresado en distintas ocasiones como parte de su liderazgo y simpatía por la 4T. Como lo ha informado LPO, Rosa Icela promueve su campaña electoral con la venia de un grupo de militares obradoristas.
Desde luego, a la cabeza de este grupo se encuentran el general Luis Cresencio Sandoval, el almirante José Rafael Ojeda y el comandante de la Guardia Nacional, general Luis Rodríguez Bucio. La agenda de los militares y la de los evangélicos encuentra en Rosa Icela engarces que hasta hace poco -con una funcionaria anticlerical, ultra radical, dura y pura- no eran del todo claros.