Por Bruno Cortés
Imagínate que estás en una sala llena de políticos, todos debatiendo un cambio importante en la Constitución de México. Allí está Ivonne Ortega Pacheco, diputada y coordinadora del Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano (MC), levantando la voz porque siente que se avecina una tormenta. La reforma que están discutiendo promete cambiar las reglas del juego, y no para mejor.
Lo que se quiere hacer es modificar el artículo 107 y añadir un nuevo párrafo al 105 de la Constitución, y según Ortega, esto podría poner en peligro muchos avances que hemos logrado en derechos humanos. ¿Por qué? Porque, en palabras simples, si el Congreso aprueba algo por dos terceras partes, ya no se podrá impugnar legalmente. Esto significa que decisiones controversiales, como el matrimonio igualitario o el derecho al aborto, podrían ser votadas y, si la mayoría así lo decide, quedarían fuera del alcance de la justicia.
“Imaginemos que un grupo de políticos decide que los derechos de ciertas personas no importan y con sus dos terceras partes hacen lo que quieren”, explica Ortega. Eso podría llevar a retrocesos en cuestiones que han costado años de lucha, y eso no es un detalle menor. Ella menciona que ya hemos visto cómo la historia puede dar giros inesperados y peligrosos, recordando el caso del expresidente Andrés Manuel López Obrador. En su momento, cuando intentaron desaforarlo, fue el Poder Judicial quien lo rescató, permitiéndole continuar con su carrera política. Si la reforma se aprueba, las cosas podrían ser muy diferentes hoy.
La diputada sostiene que, en este nuevo escenario, si el Poder Judicial no puede actuar como contrapeso, podríamos ver un debilitamiento de la democracia y un aumento en la arbitrariedad. Así que, mientras algunos ven la reforma como un paso necesario, Ortega nos recuerda que hay mucho en juego: nuestra capacidad de defender derechos fundamentales y el futuro de nuestra democracia.
Con esta advertencia, Ivonne Ortega busca que todos estemos atentos. Porque en la política, muchas veces, las decisiones que parecen simples pueden tener consecuencias profundas y duraderas. En un país donde cada derecho se ha ganado a pulso, la batalla por la defensa de estos principios es más relevante que nunca.