Por Juan Pablo Ojeda
En el tumultuoso escenario político mexicano, un nuevo capítulo ha comenzado a escribir su historia con el embate de los amparos contra la reforma judicial propuesta en la Cámara de Diputados. La noticia es que, tras la orden de jueces federales para suspender la discusión y aprobación de la iniciativa, Ricardo Monreal Ávila, el coordinador del Grupo Parlamentario de Morena, ha salido al frente para declarar que estos juicios de amparo son, en sus palabras, “improcedentes”.
En una sesión de la LXVI Legislatura, Monreal no se anduvo con rodeos. “No se puede admitir porque es improcedente, porque se viola la Constitución, porque -flagrantemente- se viola el principio de legalidad”, sentenció desde la tribuna. ¿Qué quiere decir esto? Pues que, según Monreal, el proceso que se está cuestionando por medio de los amparos está en línea con la Constitución y, por lo tanto, los intentos de bloquearlo mediante estos recursos legales no tienen validez.
El diputado explicó en un comunicado que el artículo 65 de la Ley de Amparo establece que cuando se trata de reformas a la Constitución Política, el juicio de amparo no procede. Básicamente, eso significa que si alguien quiere impugnar una reforma constitucional a través de un amparo, la ley no lo permite. Monreal subrayó que, según el artículo 39 de la Constitución, el pueblo tiene el derecho de decidir su sistema de gobierno, y este derecho es inalienable. Además, el artículo 135 de la Constitución establece cómo se deben hacer las reformas y adiciones a la misma.
Para Monreal, esta capacidad de reformar la Constitución es un poder otorgado por la ciudadanía a través de sus representantes en el Congreso. “Ese Poder constituyente lo ejercemos la mayoría calificada de esta asamblea”, afirmó con firmeza. En otras palabras, el Congreso tiene la autoridad para hacer cambios a la Constitución y, por lo tanto, los juicios de amparo que intentan detener estos cambios están fuera de lugar.
El diputado también criticó a los jueces que están involucrados en estos amparos, llamándolos «abogados ‘huizacheros’». Para él, esta expresión denota que los jueces están utilizando tácticas que, en su opinión, son poco éticas o cuestionables para evitar que se lleven a cabo reformas necesarias.
El mensaje de Monreal es claro: no se puede permitir que las decisiones de la mayoría en el Congreso sean frenadas por lo que él considera tácticas judiciales inadecuadas. El futuro de la reforma judicial, que promete cambiar el sistema de justicia en México, está en juego, y Monreal está dispuesto a luchar para que avance sin obstáculos.
Así que, mientras se desarrolla este drama legal y político, la reforma judicial sigue en el ojo del huracán, y la tensión entre el poder legislativo y el judicial continúa. ¿Qué pasará a continuación? Solo el tiempo dirá cómo se resolverá esta batalla en los tribunales y en el Congreso.
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