Ricardo Monreal inaugura foro de IA con visión crítica y sin miedo al futuro desde la Cámara de Diputados

Por Bruno Cortés

En una Cámara de Diputados repleta de científicos, diplomáticos y políticos que por fin tenían algo en común (más allá de las selfies), el senador Ricardo Monreal soltó una verdad tan filosa como necesaria: México tiene que dejar de ver la tecnología como si fuera un capítulo de Black Mirror y empezar a regularla con sentido común, visión científica y, de paso, algo de dignidad nacional.

El Congreso Internacional sobre Inteligencia Artificial —organizado por el diputado Eruviel Ávila y su Comisión de Ciencia y Tecnología— fue más que un evento para tomarse la foto: se convirtió en una plataforma para plantear que nuestro país debe dejar de ser solo consumidor pasivo de innovaciones foráneas y convertirse, al fin, en un actor relevante en el desarrollo tecnológico global. Y sí, sin pedir permiso a Silicon Valley.

Monreal, fiel a su estilo de orador estructurado con tono de profesor de Derecho Constitucional (pero menos dormilón), no se anduvo por las ramas. Reconoció que la IA ya está entre nosotros, nos guste o no, y que es capaz de revolucionar el empleo, la educación, la salud, la industria… o hundirnos más en la desigualdad si no sabemos cómo regularla. ¿La clave? No frenar la innovación, sino dirigirla con inteligencia para la inteligencia artificial.

Consciente de que no se trata solo de decirlo bonito, el senador reveló que ya tiene lista una iniciativa de ley inspirada en modelos europeos (porque sí, allá ya lo pensaron) y que será puesta sobre la mesa legislativa para debatirse. Eso sí, sin prisas populistas ni ocurrencias de pasillo. La apuesta es seria: una ley que proteja derechos, promueva la innovación y evite que terminemos gobernados por un chatbot racista.

Monreal también aprovechó para tirar flores —sin ironía— a la comunidad científica, a la UNAM, al IPN y a los diplomáticos presentes, reconociendo que sin su talento, cualquier regulación sería tan útil como un fax en una startup. Y en un gesto político que no pasó desapercibido, mencionó que el próximo Plan Nacional de Desarrollo ya incluye un capítulo sobre inteligencia artificial, impulsado nada menos que por la presidenta electa, Claudia Sheinbaum. Señal de que este tema va en serio.

Como buen cierre de discurso institucional con tintes de TED Talk, el legislador recordó que el Congreso no solo tiene que hacer leyes, sino también poner el dinero donde pone el discurso: más recursos para ciencia y tecnología, o seguiremos esperando a que otro país nos venda el futuro. Y entonces sí, con todos de pie, Monreal declaró inaugurado el Congreso, no sin antes escuchar el llanto de un niño en el recinto, símbolo involuntario pero poderoso de la generación que heredará estas decisiones.

Así, entre aplausos, ideas y un toque de sarcasmo parlamentario, se dejó claro que la inteligencia artificial ya no es cosa del futuro. Es presente. Y México, si se lo propone, puede ser mucho más que un espectador digital. Porque si no escribimos el algoritmo, alguien más lo hará por nosotros… y no necesariamente a nuestro favor.

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