¿No tienes miedo a las alturas? Fantástico, porque el viaje hasta el centro de la cúpula en el elevador de cristal bien vale la pena. El Monumento a la Revolución iba a ser el Congreso, pero del proyecto sólo quedó la cúpula. Hoy puedes caminar por el mirador en lo más alto. Llévate la cámara, las limpias líneas de la arquitectura son impresionantes y las vistas sobre la ciudad, espectaculares tanto de día como de noche, con las fuentes y el edificio iluminados y llenos de color.
En la planta baja, de estilo muy industrial, tienes un interesante museo de sitio y puedes dar un paseo por los cimientos del edificio, donde están enterrados personajes ilustres como Madero o Villa.
Frente al Monumento a la Revolución se encuentra, lamentablemente cerrado, el que fue el templo de la pelota vasca o jai alai, el Frontón México, de estilo art déco. Del mismo estilo es el maravilloso edificio de la Lotería Nacional, sobre Reforma, en la rotonda del Caballito.
Esta colonia se llama la Tabacalera, ya que la antigua Tabacalera Mexicana tuvo su sede allí, en el antiguo Palacio del Conde de Buenavista. Este edificio alberga hoy una de las joyas de la capital: el Museo Nacional de San Carlos, con una exiquisita colección de arte europeo de los siglos XIV al XX. Fíjate que en la plazuela a la entrada del museo, hay un busto del Ché Guevara, recuerdo de sus años pre revolucionarios en la ciudad.