Por Bruno Cortés
En la política mexicana, a veces las cosas se ponen tensas, y la última semana no fue la excepción. Todo comenzó cuando la jueza Nancy Juárez le dio un ultimátum a la presidenta Claudia Sheinbaum: tenía 24 horas para eliminar una reforma del Diario Oficial de la Federación relacionada con el Poder Judicial. La presidenta, al ver que las cosas se complicaban, decidió consultar al Senado. Lo que vino después fue un tira y afloja político que dejó a muchos con la boca abierta.
En una conferencia de prensa, Sheinbaum explicó que, después de ser notificada por un juzgado de la Ciudad de México, se acercó a la Cámara Alta para pedir su opinión sobre el ultimátum. Sin embargo, el Senado, dominado por su partido, Morena, determinó que no había forma de que la presidenta pudiera eliminar esa publicación. En resumen, el ultimátum quedó en nada.
Los senadores votaron a favor de un documento que afirmaba que Sheinbaum no tiene los poderes necesarios para hacer lo que le pidieron. En palabras del presidente de la Mesa Directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña, la ley es clara: el Diario Oficial de la Federación debe mantenerse intacto.
Por su parte, la jueza Nancy Juárez, al enterarse de la resolución del Senado, se mostró tranquila, defendiendo su actuación y criticando las presiones que, según ella, enfrenta el Poder Judicial. “Siempre he actuado dentro del marco legal y constitucional. Esta es una forma de presión, pero seguimos adelante”, dijo con confianza.
A pesar de la resolución del Senado, el panorama no es tan simple. Juárez dejó claro que si la presidenta no cumple con el ultimátum, podría enfrentarse a una denuncia ante el Ministerio Público Federal, lo que podría implicar hasta nueve años de prisión por desacato. La tensión está en el aire.
La oposición no se quedó callada. Marko Cortés, líder del Partido Acción Nacional (PAN), criticó a Morena por tratar de «lavarse las manos» en este asunto, afirmando que no deberían trasladar la responsabilidad al Congreso. También Clemente Castañeda de Movimiento Ciudadano se unió a las críticas, destacando que el gobierno intenta hacer corresponsables a los demás de sus propias decisiones.
Así, lo que parecía ser un simple trámite legal se convirtió en un verdadero juego de poder entre la presidenta, la jueza y los senadores. En un país donde la política y la justicia a menudo se entrelazan, esta historia promete seguir desarrollándose, con cada parte moviendo sus piezas en un tablero que, en última instancia, podría cambiar la forma en que se ejerce el poder en México.