El expresidente estadounidense Donald Trump reapareció este martes en Washington y señaló a sus partidarios que el se está «moviendo rápidamente al infierno» y que pronto no quedará nada de él.
«Nuestro país está sufriendo una humillación histórica tras otra en el escenario mundial. Y luego en casa, nuestros derechos y libertades más básicos están totalmente bajo asedio. El sueño americano se está haciendo trizas», advirtió.
«Me presenté una primera vez y gané. Después me presenté una segunda vez y me fue mucho mejor. Tuve muchos millones más de votos. Tal vez lo tengamos que hacer de nuevo», dijo, asegurando que la actual situación del país, con niveles de criminalidad descontrolados, en su opinión, hacen necesario el regreso de los republicanos al poder.
Mientras a las puertas de ese instituto se congregaban manifestantes en su contra, en su interior el expresidente se mantuvo reticente a reconocer la victoria de Joe Biden, perpetuando unas dudas desestimadas por el Tribunal Supremo y que el 6 de enero de 2021 llevaron a partidarios suyos a asaltar el Capitolio cuando se estaban certificando los resultados electorales.
«Si renuncio a mis creencias, si acepto quedarme en silencio y en casa, sería fácil. La persecución a Donald Trump cesaría de inmediato, pero no lo puedo hacer porque amo nuestro país y a su gente», sostuvo.
El exdirigente insistió en que se sacrifica por Estados Unidos: «Hacerlo es un honor, porque si no lo hago nuestra nación está condenada a ser otra Venezuela u otra Unión Soviética. Estamos encaminados a eso».
El retrato que hizo de la actual situación de EE UU bajo las riendas de Biden fue apocalíptico: «Nuestro país ha sido puesto de rodillas, literalmente de rodillas. Solo hace dos años teníamos una economía floreciente como nunca se había visto antes, la frontera más fuerte y segura en la historia de Estados Unidos, independencia energética y precios de la gasolina históricamente bajos».
Por ello reclamó mano dura y fuertes inversiones en las fuerzas del orden. La imposición de la pena de muerte para los narcotraficantes, el refuerzo de la frontera o el incremento de las condenas para quienes violen las leyes migratorias engrosaron sus planes para recuperar la seguridad.
Trump, para quien Estados Unidos «se está yendo al infierno», había abandonado la capital estadounidense el 20 de enero de 2021, horas antes de que Biden asumiera el cargo. El republicano se dirigió entonces a su residencia de vacaciones Mar-a-Lago, en Florida, y fue el primer mandatario saliente en no acudir a la investidura de su sucesor.