Por fin hay piso parejo para la elección del candidato de Morena a la Presidencia de la República. Sin embargo, ya es tarde. En dos meses y medio es prácticamente imposible revertir los logros de Claudia Sheinbaum, quien lleva dos años en campaña. Y, sobre todo, porque algunas de las reglas aprobadas por el Congreso Nacional de Morena, como el impedir que participen en medios de comunicación adversarios y limitar gastos de publicidad, les impedirá a los otros tres aspirantes llevar su mensaje a un mayor número de ciudadanos.
Durante ese periodo, dirigentes y militantes de Morena, incluso las mismas corcholatas, pero también representantes de los partidos de oposición y medios de comunicación, difundieron la idea de que Sheinbaum era la preferida del presidente Andrés Manuel López Obrador, y eso prevalece en el ánimo de la ciudadanía. Fue un bombardeo constante y permanente.
En sus visitas de trabajo por las entidades, los gobernadores se desvivieron en atenciones para la jefa de Gobierno de la CDMX. A un par de días, una tercera parte de los mandatarios estatales de la 4T le manifestaron su apoyo, a través de sus redes sociales; no obstante, tuvieron que borrarlos a petición de la dirigencia del partido. Pero ese apoyo, estaba más que manifiesto, desde hace un par de años.
Al igual que Adán Augusto López, Sheinbaum tiene una especie de imagotipo, que utiliza como lema de campaña #EsClaudia, que desde hace dos años apareció en todas las entidades, en particular, en los municipios más importantes. A diferencia del titular de la Secretaría de Gobernación, los operadores políticos de la jefa de Gobierno llegaron a muchísimos más lugares.
Al poco tiempo, posicionaron, en la mente del electorado, la imagen de Sheinbaum, que consiste en el perfil de su rostro, con una cola de caballo. Al principio tenía un fondo negro, pero más tarde, incluyeron imágenes de los principales atractivos culturales y turísticos de las entidades y, sobre todo, de las capitales.
Al denunciar, en redes sociales, que Claudia estaba realizando actos anticipados de campaña, los mismos militantes y simpatizantes de los partidos políticos de oposición, ayudaron a la difusión de tanto del lema como de la imagen.
Reglas restrictivas
En la sesión extraordinaria del Congreso Nacional de Morena, se aprobaron algunas medidas que restringirán la promoción de los aspirantes. A Claudia no le importa, porque le beneficia que Adán Augusto López, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal no acudan a los medios de comunicación “reaccionarios, conservadores, adversarios de la 4T y partidarios del viejo régimen”. Así se limitará su accionar solo en unos cuantos medios, pero sin una penetración, como la de Televisa o Radio Fórmula.
“Deben comportarse de manera austera, sin derroche de gastos publicitarios ni propagandísticos y rechazar toda práctica antidemocrática como el acarreo, coerción y alianzas con grupos o personas a cambio de prebendas”. Son millones y millones de pesos que se han gastado en la campaña de Claudia, aunque ella se deslinda de ser la autora o promotora de esa promoción, es la única beneficiaria.
Además evitarán los debates públicos, polémicas, acciones de desprestigio, descalificación o agresión entre aspirantes. El debate con Sheinbaum, le permitiría a Marcelo y a Ricardo mostrar que tienen una mayor capacidad y más experiencia para conducir los destinos del país para los próximos seis años. En aras de la unidad del movimiento, lo evitan, pero beneficia a Claudia.
Monreal, cuesta arriba
De los tres restantes morenistas, el que más tiene la cuesta arriba es Ricardo Monreal.
Su alejamiento del presidente López Obrador, durante dos años (los mismos que utilizó Sheinbaum para su campaña), impactó en la opinión negativa de los morenistas, simpatizantes y ciudadanía, en general.
Si bien aclaró que nunca se confrontaría con el mandatario, en varias ocasiones y, en particular, en temas muy polémicos, el senador fijó una posición distinta. Mientras Claudia aprovechaba la coyuntura para arropar las declaraciones presidenciales y hacerlas suyas, Monreal aprovechaba las entrevistas y conferencias de medios, para hacer patente sus convicciones. Eso también aumentó los negativos.
Si bien fue el único de los cuatro aspirantes en presentar un Proyecto de Nación, no logró que se posicionara en la percepción ciudadana. Aprovechaba sus giras, por las entidades, para hablar de la reconciliación nacional, pero su narrativa apeló más a la razón que a las emociones.
Tiene una importante presencia en todo el ecosistema mediático. Sin embargo, durante dos años fue víctima de una campaña sucia, una campaña negra (que el mismo Monreal identificó a su promotora y denunció con nombre y apellido), que también tuvo un impacto en los negativos.
Se ha dicho que en las encuestas no sólo se va a preguntar a quién prefieres como candidato presidencial, sino también qué opinión tienes de fulano de tal. Y, en esto último, Monreal es el más afectado y le restarán puntos para ser el elegido para suceder a López Obrador.
En este momento, las encuestas no le favorecen a Monreal. Él ha sostenido que cuando contendió por la gubernatura de Zacatecas, los sondeos de opinión no le favorecían. Son dos instantáneas diferentes, no sólo porque el cargo no es el mismo ni los ciudadanos de aquel entonces son los de hoy, sino también porque los contendientes también son distintos y allá no estaba una Claudia Sheinbaum. No obstante, todo lo anterior, el senador insiste que en va a dar la sorpresa.