Las redes sociales han transformado la forma en que nos comunicamos, compartimos información y nos relacionamos con el mundo. En la última década, estas plataformas se han convertido en espacios de denuncia y transparencia, cambiando nuestra manera de hacer justicia y de interactuar con la sociedad.
X (antes Twitter), por ejemplo, es la red social de la instantaneidad por excelencia, permitiendo compartir información en pequeñas “dosis” de 280 caracteres, con fotografías y vídeos, que pueden ser captados en el mismo momento.
Facebook, por otro lado, permite aportar una información más extensa y pormenorizada, gracias a su gran alcance y número de usuarios.
Las redes sociales han facilitado la denuncia de miles de injusticias, como abusos de autoridad, conductas antidemocráticas, corrupción, agresiones, y ataques a los derechos fundamentales de las personas.
Además, han servido como herramienta para las mujeres que han sido víctimas de violencia de género, permitiéndoles denunciar públicamente su situación.
Sin embargo, la relación entre las redes sociales y la transparencia es ambivalente. Por un lado, estas plataformas han permitido una mayor transparencia en las administraciones públicas y en las empresas, al obligarlas a informar de sus políticas de moderación y a ser más transparentes en sus acciones.
Por otro lado, las redes sociales también han sido criticadas por permitir la propagación de desinformación y odio, y por no tomar suficientes acciones contra las cuentas que publican mensajes de este tipo.
Además, las redes sociales también han sido utilizadas para acosar y amenazar a personas, incluyendo a famosos y celebridades.
En muchos casos, estas personas han utilizado las mismas plataformas para denunciar el acoso y buscar justicia.
En resumen, las redes sociales han cambiado la forma en que interactuamos con el mundo, proporcionando nuevas formas de denunciar injusticias y de promover la transparencia. Sin embargo, también han presentado nuevos desafíos y problemas que aún necesitan ser abordados.