Por Juan Pablo Ojeda
En un contexto marcado por el vertiginoso avance de las tecnologías, rectores de universidades de México y España coincidieron en la importancia de defender las humanidades y recuperar el valor fundamental de estas disciplinas para orientar las acciones que ayuden a resolver los problemas urgentes que enfrenta la sociedad actual.
Durante su participación en la mesa redonda “FIL Pensamiento. La Universidad del Futuro”, celebrada en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), destacaron que, frente a la aceleración tecnológica, las universidades deben ser más que simples centros de enseñanza técnica; deben seguir siendo fuentes de conocimiento ético y reflexivo, capaces de formar profesionales críticos y comprometidos con la sociedad.
La importancia de las humanidades en la construcción de sociedades democráticas
El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Leonardo Lomelí Vanegas, destacó que las humanidades son más necesarias que nunca para enfrentar la creciente insatisfacción social con las instituciones políticas y democráticas. Según Lomelí, los «falsos caminos» planteados por ciertos sectores podrían poner en riesgo los avances hacia la construcción de sociedades más democráticas. Aseguró que las universidades deben formar a estudiantes capaces de enfrentar problemas cada vez más complejos mediante el trabajo interdisciplinario que incluya ciencias sociales, humanidades y ciencias de la vida.
Lomelí citó el ejemplo de la pandemia de COVID-19, donde las decisiones sobre políticas y tratamientos fueron complejas y necesitaban el aporte de diversas disciplinas para ser eficaces. Según el rector de la UNAM, las universidades deben preparar a sus estudiantes para enfrentar dilemas éticos y científicos, especialmente en contextos de crisis global.
El desafío de las universidades frente a la tecnología
Por su parte, el rector de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva Lomelí, señaló que las universidades ya no tienen el monopolio del conocimiento y enfrentan el reto de adaptarse a la velocidad de las tecnologías. En un mundo donde empresas como Microsoft, Facebook y Google pueden formar a personas en habilidades específicas más rápido que las instituciones educativas, las universidades deben replantear su papel.
Villanueva Lomelí remarcó que, a pesar de los avances tecnológicos, es fundamental regresar a los valores éticos y las humanidades. Recordó que la tecnología, como en el caso de los autos autónomos, plantea decisiones con implicaciones éticas profundas, como la de decidir quién vive o muere en un accidente. “Debemos avanzar rápido, pero tan lento como para que cualquier persona que pase por una universidad sepa de iOS en ocho meses, pero también, que sea un buen ser humano”, afirmó.
Adaptación sin sacrificar el humanismo
María Vicenta Mestre Escrivà, rectora de la Universidad de Valencia, también compartió la visión de que las universidades deben adaptarse a los cambios vertiginosos de la sociedad y la tecnología. No obstante, subrayó que la misión fundamental de las universidades sigue siendo formar profesionales éticos y de calidad, que respeten los derechos humanos y los valores fundamentales del humanismo. En su intervención, recordó las palabras de Miguel Delibes: “Que paren la Tierra, que me apeo”, para enfatizar la necesidad de equilibrar el avance de la ciencia y la tecnología con el respeto a los principios éticos.
El futuro de las universidades: flexibilidad y compromiso con la sociedad
Joan Guàrdia Olmos, rector de la Universidad de Barcelona, enfatizó que las universidades se encuentran en un “momento de tránsito”, lo que les exige ser valientes y capaces de ofrecer respuestas modernas ante el reto de generar y transmitir conocimiento. Según Guàrdia, las universidades deben ser faros de luz, abiertos al conocimiento, pero también conscientes de que deben adaptarse a los nuevos tiempos.
Silvia Giorguli Saucedo, presidenta de El Colegio de México, destacó el papel esencial de las universidades como pioneras de cambios en la sociedad, impulsando la equidad, la justicia social y el pensamiento crítico. Subrayó que las universidades deben ser flexibles, adaptar sus planes de estudio y reflexionar sobre cómo la tecnología está cambiando los procesos cognitivos y educativos. Además, reafirmó que apostar por las universidades es una inversión segura para el futuro de la sociedad.