Un equipo de investigadores ha avistado en África, por primera vez en 24 años, un mamífero considerado extinto debido al tráfico masivo de animales. Nadie había visto un ejemplar de este animal en Senegal, su hábitat natural, desde 1999. Pero un avistamiento inesperado da esperanzas de que la especie se conserve.
En malayo, la palabra pengguling significa «el que se enrolla», un nombre perfecto para el pangolín, uno de los mamíferos más cautivadores de la Tierra. Con su aspecto de oso hormiguero acorazado, los pangolines se enrollan en bolas apretadas como mecanismo de defensa. Existen ocho especies de pangolines repartidas en tres géneros (Manis, Phataginus y Smutsia), y casi todas ellas están amenazadas, en peligro o en peligro crítico, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Su carne y escamas son apreciadas por sus propiedades medicinales en ciertas culturas, lo que ha llevado a un tráfico masivo de estas especies.
El pangolín gigante (Smutsia gigantea) es la mayor de las ocho especies y puede medir hasta un metro y medio de largo. Esta especie ha sido una de las más traficadas en el mundo, lo que ha provocado su extinción en gran parte de su área de distribución natural a lo largo del ecuador africano.
En Senegal, no se había visto un pangolín gigante desde 1999, hasta que un estudio con cámaras trampa realizado entre febrero y mayo de 2023 en el Parque Nacional de Niokolo-Koba registró un pangolín gigante deambulando por el lecho seco de un río a la 1:37 de la madrugada del 8 de marzo. El equipo de investigación, junto con otros investigadores internacionales, informó del avistamiento en un artículo publicado en el African Journal of Ecology a mediados de mayo de este año.
Los autores del estudio subrayan la importancia de los inventarios sistemáticos de biodiversidad y el valor crítico de las grandes áreas protegidas de África Occidental. Aunque se creía que los pangolines gigantes se habían extinguido localmente en Senegal, viven en los bosques húmedos de África occidental y central. Sin embargo, la deforestación y el tráfico de animales han llevado al pangolín gigante a un estado de conservación «vulnerable».
El redescubrimiento de la especie en Senegal puede tener enormes ramificaciones para los esfuerzos de conservación en la región. Alain D.T. Mouafo, miembro del Grupo de Especialistas en Pangolines de la UICN, declaró a New Scientist: «Este avistamiento ofrece un rayo de esperanza para su supervivencia en África Occidental y puede servir para sensibilizar a la opinión pública sobre la difícil situación de los pangolines».