Los reality shows de supervivencia se han convertido en un fenómeno televisivo que ha capturado la atención de millones de espectadores alrededor del mundo. Estos programas, que ponen a prueba la resistencia física y mental de sus participantes en entornos extremos, han generado un impacto significativo en la cultura popular, a pesar de las críticas y controversias que los rodean.
Uno de los ejemplos más destacados de este género es «Survivor», un popular reality show estadounidense que ha sido emitido por el canal CBS. En este programa, un grupo de participantes son abandonados en un lugar remoto, normalmente una isla, donde deben superar una serie de pruebas específicas para ganar un premio al mejor superviviente.
Netflix, por su parte, ha añadido a su catálogo «Outlast», un reality show de supervivencia en el bosque de Alaska. En este programa, 16 concursantes deben trabajar juntos en equipos para sobrevivir más tiempo en el bosque de Alaska.
En España, TVE ha lanzado «El conquistador», un reality de supervivencia extrema que se desarrolla en la República Dominicana. Este programa se ha convertido en un fenómeno social en la televisión vasca ETB, donde el estímulo para sus participantes es el propio reto que les plantea el programa.
A pesar de su popularidad, los reality shows de supervivencia no están exentos de críticas. Algunos críticos argumentan que estos programas representan una tendencia negativa y producen una degeneración en la programación televisiva.
Sin embargo, su impacto en la audiencia es innegable, y su influencia se extiende más allá de la pantalla, afectando a la cultura, la política y el poder.