En un hallazgo que desafía nuestra comprensión del comportamiento animal, científicos han descubierto que los ratones intentan «reanimar» a sus compañeros inconscientes, mostrando un comportamiento sorprendentemente similar a los primeros auxilios. Este estudio, publicado recientemente, sugiere que los impulsos de ayuda y cooperación podrían estar más profundamente arraigados en los mamíferos de lo que se pensaba.
El experimento: ratones al rescate
El estudio consistió en exponer a ratones conscientes a compañeros que estaban anestesiados o inmóviles, ya fueran conocidos o extraños. Los investigadores observaron que los ratones no solo olfateaban y lamían a sus compañeros caídos, sino que también realizaban una maniobra específica para intentar despertarlos: abrían la boca del compañero inmóvil y tiraban de su lengua.
Este comportamiento tuvo un efecto inmediato: los ratones anestesiados que recibieron este «tratamiento» despertaron y recuperaron la movilidad más rápido que aquellos que fueron dejados en reposo. Para confirmar la intencionalidad de esta acción, los investigadores colocaron un pequeño objeto en la boca del ratón inmovilizado. En el 80% de los casos, el compañero consciente intentó retirarlo, ignorando objetos colocados en otras partes del cuerpo. Esto sugiere que los ratones estaban específicamente interesados en despejar la vía respiratoria, una acción comparable a una maniobra de primeros auxilios.
Uno de los aspectos más intrigantes del estudio es que los ratones mostraron una mayor tendencia a ayudar a compañeros habituales de jaula en comparación con individuos desconocidos. Esto sugiere que el vínculo social juega un papel clave en su comportamiento de ayuda, indicando que no se trata simplemente de un reflejo instintivo, sino de una respuesta más compleja y deliberada.
Los investigadores analizaron la actividad neuronal de los ratones durante estos intentos de reanimación y descubrieron que la amígdala medial y el hipotálamo —áreas cerebrales relacionadas con la empatía y la conducta social— se activaban durante el proceso. Además, se observó un aumento en los niveles de oxitocina, una hormona clave en la formación de lazos sociales y el comportamiento de cuidado en mamíferos.
Estos hallazgos refuerzan la idea de que la asistencia a un compañero caído no es un simple reflejo, sino un comportamiento con raíces en la biología social de los ratones.
Este descubrimiento sugiere que la propensión a ayudar a otros en situaciones de peligro podría haber surgido mucho antes en la evolución de los mamíferos de lo que se pensaba. Anteriormente, se creía que conductas de rescate y asistencia eran exclusivas de especies con cerebros más grandes y estructuras sociales complejas, como primates, delfines y elefantes.
Sin embargo, el hecho de que incluso los pequeños ratones exhiban este tipo de comportamientos indica que el instinto de ayudar a un compañero en apuros podría ser una característica mucho más antigua y extendida en el reino animal.
¿Podrían los ratones ayudarnos a entender la empatía humana?
El estudio plantea una pregunta fascinante: si el cerebro de los ratones reacciona de manera similar al nuestro ante una emergencia social, ¿podría esto ayudarnos a entender mejor la base biológica de la empatía y el comportamiento de ayuda en los humanos?
Los investigadores creen que estos hallazgos podrían tener implicaciones en el estudio de trastornos como el autismo o la alexitimia, condiciones en las que la capacidad de interpretar y responder a las emociones de los demás está alterada. Comprender cómo el cerebro de los ratones procesa la angustia de un compañero podría arrojar luz sobre los mecanismos que subyacen a estas condiciones en los humanos.
Este descubrimiento desafía nuestra percepción de los ratones como criaturas simples y carentes de emociones complejas. Su capacidad para responder a la angustia de un compañero y actuar en consecuencia sugiere que los instintos de ayuda y cooperación están más arraigados en la naturaleza de lo que pensábamos.
A medida que la ciencia sigue explorando los orígenes de la empatía y el comportamiento social, los pequeños roedores podrían convertirse en una pieza clave para comprender cómo y por qué los mamíferos —incluidos los humanos— sentimos la necesidad de ayudar a los demás.
En definitiva, este estudio no solo revela un comportamiento sorprendente en los ratones, sino que también nos invita a reflexionar sobre la profundidad de los lazos sociales y el instinto de ayuda en el reino animal.