Elon Musk, el hombre más rico del mundo, ha causado revuelo en la escena política estadounidense al mostrar un firme apoyo a Donald Trump en su campaña por la presidencia. Lo que ha sorprendido a muchos no es solo su respaldo abierto al expresidente, sino el nivel de implicación personal y financiera que ha puesto en la campaña.
Musk, quien antes mantenía una imagen de genio tecnológico alejado de las polémicas políticas, ha dado un giro y ahora está utilizando su influencia, dinero y recursos operativos para ayudar a Trump a regresar a la Casa Blanca. Según expertos, su motivación no es solo política, sino también económica, buscando un gobierno que le garantice un entorno con menos regulaciones y mayores facilidades para sus negocios.
Zander Mundy, un joven agente inmobiliario, asistió a uno de los eventos de campaña de Musk en Pensilvania, donde el empresario habló de la importancia de las próximas elecciones. Para muchos, la participación de Musk en la campaña es inusual, ya que la élite empresarial de Estados Unidos generalmente prefiere actuar tras bambalinas.
Musk, a diferencia de otros CEOs, está invirtiendo grandes sumas de dinero a través de America PAC, su comité de acción política, que ha donado más de 119 millones de dólares a la campaña de Trump. Según analistas, esta inversión está destinada a obtener una mayor influencia en la política estadounidense y garantizar que su visión empresarial siga adelante sin obstáculos regulatorios.
El respaldo a Trump parece alinearse con los intereses empresariales de Musk. Desde la fundación de Tesla y SpaceX, el magnate ha sido crítico de las regulaciones que considera frenan la innovación, como las relacionadas con la conducción autónoma o la exploración espacial. Matt Teske, director ejecutivo de una plataforma de vehículos eléctricos, afirma que Musk comenzó a alejarse de los demócratas durante la pandemia, cuando criticó las restricciones de California.
El apoyo de Musk a Trump también podría tener beneficios directos. Analistas creen que si Trump regresa a la presidencia, Musk podría jugar un papel clave en la administración, e incluso se ha especulado que podría liderar un «departamento de eficiencia gubernamental», con el objetivo de reducir costos y eliminar regulaciones que limiten la innovación.
A pesar de las ventajas que podría obtener, algunos críticos consideran que la relación entre Musk y Trump podría presentar conflictos de interés. El magnate ha recibido miles de millones de dólares en contratos gubernamentales para SpaceX y Tesla, y su cercanía con un gobierno presidido por Trump podría otorgarle una influencia significativa en decisiones clave.
El exasesor económico Lenny Mendonca ha calificado de «poco ético e ilegal» que Musk esté en una posición de autoridad si Trump gana las elecciones, dado que sus negocios dependen en gran parte de contratos gubernamentales. También, Lawrence Noble, exasesor de la Comisión Federal Electoral, ha expresado preocupación sobre las implicaciones de los sorteos de un millón de dólares que Musk organiza para atraer votantes.