Los manifestantes exhibieron una manta con el mensaje «Nadie se burla de los mexicanos», mientras que su protesta se amplificaba en redes sociales, donde expresaron su oposición a una reforma que, aseguran, pone en riesgo la independencia judicial. La protesta cobró relevancia no solo por su contexto en un evento internacional, sino también por el fuerte despliegue de seguridad de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México, que movilizó a 2,500 policías para mantener el orden en el Autódromo.
La situación se tensó cuando los policías encapsularon a los manifestantes, generando críticas por un presunto uso excesivo de la fuerza. Hasta el momento, la SSC no ha emitido un comunicado oficial sobre el operativo, pero la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito (Jufed) condenó la actuación de la policía y advirtió sobre el incremento de lo que describen como «violencia institucional» contra manifestantes pacíficos.
La protesta de los trabajadores judiciales destaca la creciente resistencia frente a las reformas políticas que buscan transformar la estructura del Poder Judicial, poniendo en relieve una batalla por la defensa de la autonomía judicial y el derecho a la libre expresión en México.