Por Juan Pablo Ojeda
El 5 de junio de 2024, los astronautas Suni Williams y Butch Wilmore partieron hacia la Estación Espacial Internacional (ISS) a bordo del Starliner, una nave espacial desarrollada por Boeing. La misión, originalmente planeada para una breve estadía de aproximadamente una semana, ha enfrentado serios problemas técnicos que podrían extender su estancia en la ISS hasta febrero de 2025.
El Starliner, diseñado como una prueba crucial para certificar la nave para futuros vuelos tripulados, ha presentado fallos significativos desde su llegada a la ISS. Se detectaron fugas de helio en el sistema de propulsión y problemas con los propulsores de maniobra, lo que ha generado dudas sobre la capacidad de la nave para realizar un retorno seguro a la Tierra.
Ken Bowersox, administrador asociado de la Dirección de Misiones de Operaciones Espaciales de la NASA, explicó que aunque Boeing confía en la posibilidad de un retorno seguro, algunos en la NASA prefieren ser más cautelosos debido a la falta de comprensión total sobre los problemas. Esta incertidumbre ha llevado a considerar alternativas, incluyendo el uso de la nave Crew Dragon de SpaceX para el retorno de los astronautas.
El Starliner ha tenido un historial complicado desde sus primeros vuelos. En 2019, un vuelo no tripulado falló en acoplarse a la ISS debido a fallos de software y problemas de diseño. Aunque un segundo vuelo de prueba en 2022 fue exitoso, los problemas actuales han reavivado las dudas sobre la fiabilidad de la nave.
Uno de los problemas críticos es la fuga de helio, esencial para presurizar los propulsores durante la reentrada a la atmósfera. Además, los propulsores fallaron durante la aproximación a la ISS, lo que llevó a su apagado automático. Boeing está trabajando para entender y resolver estos problemas, pero la falta de certeza ha llevado a la NASA a considerar el uso de la Crew Dragon como opción alternativa.
La misión Crew-9 de SpaceX, programada para llevar a cuatro astronautas a la ISS en septiembre de 2024, podría reorganizarse para incluir a Williams y Wilmore en el regreso. Este plan, que aún no ha sido aprobado formalmente, implica retirar a dos astronautas de la misión Crew-9 para hacer espacio para los dos astronautas del Starliner.
La prolongación de la misión en la ISS también plantea desafíos logísticos. Aunque Williams y Wilmore han sido entrenados para estancias prolongadas, su misión inicial no contemplaba una estadía extendida. La capacidad de la ISS para manejar recursos y suministros también se ve afectada por la presencia adicional de los dos astronautas.
El retraso en la misión del Starliner representa un obstáculo significativo para Boeing, que esperaba que esta misión fuera el paso final antes de certificar la nave para vuelos regulares. La decisión final sobre el retorno de los astronautas dependerá de la NASA, que debe equilibrar la seguridad con la viabilidad técnica.
Mientras tanto, Williams y Wilmore continúan realizando sus tareas a bordo de la ISS, esperando una resolución segura y efectiva a su prolongada misión.