La refinería de Dos Bocas, cuya primera etapa inauguró hoy el presidente Andrés Manuel López Obrador, está entre las más modernas del mundo.
La idea del mandatario, según expresó, es que el año que viene México deje de ser importador de gasolinas y otros combustibles, e incluso se convierta en exportador.
Para ello, además de construir Dos Bocas, compró a la Shell el 50 por ciento de las acciones que esta poseía de la planta de Deer Park, en Texas, ahora mexicana completamente, y rehabilita las seis restantes en el país para que produzcan a toda su capacidad.
De esa manera, México tendrá capacidad instalada suficiente para refinar todo el crudo que extraiga, cuya producción en estos momentos es de 1,8 millones de barriles diarios.
Dos Bocas está ubicada en el área de la Sonda de Campeche, donde se produce 80 por ciento de crudo en México, lo cual contribuye a abaratar costos en el traslado del crudo a la planta.
Las cifras son interesantes. Su construcción requirió 16 veces la cantidad del acero que tiene la Torre Eiffel, y 41 veces la del concreto que requirió el estadio Azteca, es decir, un millón 745 mil metros cúbicos.
Según el plan, la refinería procesará en su máxima capacidad 340 mil barriles de petróleo crudo tipo Maya por día, de los cuales 170 mil serán para producir gasolina y 120 mil diésel, y el resto para otras líneas de producción.
La obra ocupa en 566 hectáreas de un estero ubicado en el municipio tabasqueño de Paraíso y se eligió ese lugar porque a ese punto llegan los ductos de petróleo proveniente del litoral de Tabasco y de la Sonda de Campeche.
El producto refinado subirá vía marítima a los puertos de Tuxpan, Veracruz, Pajaritos y Progreso, y se conectará a la Red Nacional de Poliductos para distribuir en entronque con Minatitlán, a través de 35 kilómetros de ductos.
Allí se procesará el crudo, destila el aceite para obtener gasolinas, diésel, turbosina y queroseno, entre otros productos considerados “refinados de mayor valor agregado”. Es la primera en construirse en el país desde 1979.
Dos Bocas se proyectó con un costo inicial de ocho mil millones de dólares, pero el presidente López Obrador reconoció que el costo se elevó a casi 12 mil millones por numerosas razones, incluida la inflación. Hasta mayo había generado 32 mil empleos directos y más de 200 mil indirectos.
La refinería contará con más de 90 mil equipos y constan de 17 plantas de proceso, un área de almacenamiento donde se ubican 92 tanques, de los cuales 58 son para gasolina y diésel.
En los 34 restantes, con 680 mil barriles de capacidad, se almacenarán componentes ligeros, como butanos, isómeros y propileno. Hoy se puso en marcha una fase de prueba por seis meses, al final de los cuales en 2023 comenzará su funcionamiento pleno.