Por José Alberto Márquez Salazar.
En torno a la marcha del 13 de noviembre “en defensa” del Instituto Nacional Electoral, hay falacias que se manejan desde las dos posiciones visibles. Sin embargo, al conjunto de la sociedad parece que el tema no es tan relevante. La burbuja de las redes sociales y de nuestra cueva nos hacen creer que es lo más importante.
CDMX, 10 de noviembre del 2022.- Es muy probable que la marcha sea numerosa, pero insuficiente para frenar el intento, la iniciativa, de reforma electoral que impulsa el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador y el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y alterar las negociaciones entre Grupos Parlamentarios en la Cámara de Diputados; insuficiente también para demostrar que la sociedad civil esté dispuesta a escuchar a muchos de los convocantes y, menos suficiente, para que el conjunto de la ciudadanía sepa qué se está arriesgando.
El lunes 14, por la mañana, Andrés Manuel López Obrador, señalará el número de personas que acudirán a la marcha y decidirá si tienen o no fuerza; evidenciará, una vez más, que esa parte de oposición, que se sube a las luchas de un grupo de la sociedad molesta con el presidente, es incapaz de hacerle contrapeso, por sí sola.
Entre el mar de declaraciones y descalificaciones que hay, que leemos y escuchamos, en torno a la marcha, hay preguntas que los convocantes deben responder, no responderse entre ellos, sino a las personas, a los otros que no están tan enterados:
- ¿Defender la democracia es defender a México?
- ¿Defender al Instituto Nacional Electoral (INE) es defender la democracia? ¿Por qué?
- ¿Por qué algunos de los promotores y convocantes a defender, hoy, INE, promovieron la idea de fraude electoral en el 2006 y callaron ante los ataques contra la institución?
- ¿De qué forma afecta a los ciudadanos, en la vida cotidiana, la reforma electoral, propuesta por el presidente de la República?
- ¿La democracia en la que vivimos, resultado de largas luchas, da los beneficios que se esperaba a las personas, a México?
Para quienes nacieron después de 1978, la lucha democrática en México, especialmente entre 1985 y 1989, es una leyenda; quizá desconozcan que ahora, en este gobierno que pretende limitar la democracia, hay personajes que nacieron bajo la sombra del presidencialismo del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Muchas generaciones de jóvenes tienen ideas, información, datos, sobre lo que significa un presidencialismo autoritario o lo que implica el control de las elecciones por parte del gobierno; pero también saben que esta democracia, en la que vivimos, permitió que muchos grupos se beneficiaron y, bajo su amparo, corrompieron la vida pública en México.
Hace pocos días, el periódico El Financiero publicó un análisis de Alejandro Moreno sobre la identidad de las personas con “el pueblo” o la ciudadanía (04/11/22).
De acuerdo con la encuesta mencionada por Alejandro Moreno:
“El perfil de quienes dijeron pueblo se mantiene: una identidad más común entre personas de mayor edad, menor escolaridad y en el sur del país. Por otra parte, la identidad de ciudadano es más común entre jóvenes, entre personas con mayor escolaridad y entre quienes se consideran de clase media.”
Además, el mismo análisis señala que: “Por ejemplo, quienes se identifican como pueblo aprueban más la labor del Presidente (72%) que quienes se identifican como ciudadanos (45%, una diferencia de 27 puntos porcentuales). De igual forma, el apoyo a la 4T es más alto entre el grupo identificado como pueblo que entre los ciudadanos.
Además, entre el grupo identificado como pueblo, Morena capta 59 por ciento de la intención de voto, mientras que PAN, PRI y PRD suman 15 por ciento. En contraste, entre el grupo de ciudadanos Morena atrae 30 por ciento, y esos tres opositores, 35 por ciento: Mucho más competido.”
Seguramente, para quienes estamos más interesados en la cosa pública, las redes sociales (su algoritmo) nos presenta constantemente lo que se dice sobre la marcha del 13 de noviembre a favor del INE.
¿Sucederá lo mismo con las otras personas, aquéllas que están preocupadas con otros temas de la vida?
¿Cómo se puede convencer a las personas que se identifican como “pueblo” que la reforma electoral propuesta por el MORENA puede afectar su vida, si es el caso?
¿Cómo podemos informar a esas personas que se identifican con el presidente de la República que la democracia representativa es importante?
¿Cómo podemos hacer para que más y más personas sepan lo que puede significar la aprobación de la reforma electoral?
Hace varios años, cuando se difundió la creación de la denominada alianza “Va por México”, le pregunté a uno de sus principales promotores: ¿cuál es el fin? ¿cuál es el beneficio para las personas?
No hubo respuesta. Simplemente era estar contra Andrés Manuel López Obrador. Cabe agregar que el cuestionado fue promotor del hoy presidente de la República, pero en un “acto patriótico”, ya no lo hacía.
Reformulo mi pregunta: ¿Cuál es el beneficio de las personas para defender al INE y a la democracia?
La reforma política propuesta por MORENA y el presidente de la República se dirime en el terreno del Congreso de la Unión, donde los partidos políticos han demostrado que las personas ciudadanas poco les importa; su interés es la sobrevivencia y las negociaciones para obtener los mejores beneficios.
Asistiré a la Marcha de este 13 de septiembre convencido de que es necesario limitar el poder presidencial, fortalecer a un árbitro independiente que asegure elecciones limpias, libres, donde un voto cuente un voto.
Asistiré, pese a que, de antemano, sé que varios partidos políticos y personajes la utilizarán para su diferendo con Andrés Manuel López Obrador y para mantenerse en la arena política.
Asistiré porque es necesario que en México no se regrese al autoritarismo que ya vivimos; porque el sistema de la democracia representativa es el mejor que conozco y porque la institución electoral (no sus funcionarios) es eficiente y cumple con sus objetivos, pese a sus imperfecciones.
Asistiré porque la libertad parte del entendimiento de un Sí o un No y de un ejercicio para que, como dijo Fernando Savater, abramos puertas que abran más puertas.
Asistiré porque hay que frenar el autoritarismo, venga de donde venga.