El Banco Mundial subió ligeramente su proyección de crecimiento económico regional para este año a un 2,5%, lo que representa un aumento de 0,2% respecto a su estimación de abril.
Con la guerra en Ucrania como telón de fondo, la inflación disparada y las tasas de interés escalando a toda velocidad, el panorama sigue siendo muy complejo.
Pero… ¿no se benefician los países latinoamericanos de los altos precios de las materias primas que exportan?
En el corto plazo, sí. El problema es que esos ingresos extra en las arcas fiscales van a esfumarse rápidamente por las dificultades que vive actualmente la economía global.
Mirando hacia adelante, el Banco Mundial espera que los precios de los commodities sigan siendo «sustancialmente más altos» en 2022, aunque «los beneficios para el crecimiento se verán frenados por una respuesta lenta de la producción de algunos productos básicos y por el aumento de los costos de los insumos, incluidos la energía y los fertilizantes», precisó la institución.
En ese sentido, el aumento de los precios de las materias primas no se parece al boom que vivió la región hace unos años. Por el contrario, la ola de estanflación (poco crecimiento y alta inflación) que está llegando a varias partes del mundo, no permite que los países exportadores gocen de los beneficios que consiguieron en el pasado.
Por lo pronto, explican los especialistas, uno de los grandes desafíos de las autoridades de cada país es encontrar la fórmula mágica para controlar el aumento en el costo de vida, pero al mismo tiempo, no frenar demasiado el crecimiento económico con la subida de las tasas de interés.
El ránking de crecimiento en la región
Panamá (con un crecimiento proyectado de 6,3%), Colombia y República Dominicana son los tres países con las mejores perspectivas de aumento del Producto Interno Bruto (PIB) para este año, según el Banco Mundial.
Y los menos favorecidos son México y Chile (ambos con un crecimiento estimado de solo 1,7%), seguidos por Brasil y Paraguay.
«Crisis acumuladas»
El pronóstico del Banco Mundial se suma a las advertencias hechas esta semana por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), sobre el impacto social que tendrá la guerra en Ucrania sobre la región.
El tsunami económico global provocado por el conflicto bélico impactará negativamente el crecimiento durante los próximos tres años y provocará una escalada en la pobreza.
«El modelo productivo cambió», dijo Mario Cimoli, secretario ejecutivo interino de la Cepal.
«Tendrá efectos más persistentes sobre la inflación de los que la gente se imagina».
Según el organismo, el crecimiento económico anual promedio en América Latina llegaría solo a un 1,8% este año, una estimación mucho menor que la del Banco Mundial.
Cimoli explicó que además de la guerra, la región está viviendo las consecuencias de «un decenio de crisis acumuladas, como la crisis financiera internacional, las tensiones económicas entre Estados Unidos y China, y la pandemia».
Este escenario haría que una de cada tres personas en la región vivan en condición de pobreza.
¿Qué pasará en el resto del mundo?
El informe del Banco Mundial publicado este martes sostiene que la economía global crecerá un 2,9% este año.
Hay «muchos vientos en contra, en particular, los altos precios de las materias primas y el endurecimiento monetario continuado».
Con la gigantesca incertidumbre sobre la situación política derivada de la guerra, el organismo ha advertido que existen varias complicaciones en el horizonte, como «un aumento de la inestabilidad financiera, las continuas tensiones en la oferta y el empeoramiento de la inseguridad alimentaria».
Justamente el aumento del hambre se ha convertido en una de las mayores preocupaciones por el gigantesco aumento en el precio de los alimentos.
En Europa y Asia Central, la economía se contraerá «marcadamente» este año (-2,9%), pronostica el organismo.
Pero no proyecta un año de recesión para el resto del mundo, sino más bien una desaceleración económica, con una gran excepción: Medio Oriente y el Norte de África.
En esas regiones, el organismo espera que los beneficios de los mayores precios de la energía, superen los impactos negativos.
A fin de cuentas, siempre hay alguien que gana cuando los demás pierden.