«¿Por qué el maíz nativo es clave para México y cómo evitar que nos controle el maíz transgénico?»

Por Bruno Cortés

 

Hace unos días, el diputado José Narro Céspedes, de Morena, hizo un llamado importante en la Cámara de Diputados: necesitamos reforzar la siembra de maíces nativos en México. Pero, ¿por qué es tan crucial? La razón principal es que el país depende en gran medida de las importaciones de maíz transgénico (modificado genéticamente), y eso pone en riesgo la salud de los mexicanos y la soberanía alimentaria del país.

En una conferencia de prensa, Narro Céspedes, acompañado por líderes del movimiento campesino e indígena, explicó los peligros de los organismos genéticamente modificados (OGM). Estos maíces transgénicos, como él explicó, no son solo una variante del maíz, sino que son productos en los que se inserta ADN de otros organismos, e incluso animales, para hacerlos más resistentes o productivos. ¿El problema? Para hacer que estos maíces crezcan, se necesitan insumos químicos extremadamente tóxicos, como el glifosato, que, según expertos, no solo contaminan la tierra, sino que también afectan nuestra salud, incluso causando enfermedades graves como el cáncer.

El diputado no se quedó ahí, sino que comparó el maíz transgénico con el maíz nativo, que ha formado parte de la cultura mexicana desde hace miles de años. Mientras que los maíces modificados están prohibidos en países como Alemania o Holanda, en México su consumo sigue siendo una realidad. Y no solo afecta al medio ambiente, sino que, al ser resistentes a ciertos pesticidas, pueden perjudicar nuestra salud.

Es por eso que Narro Céspedes resaltó la importancia de evitar la contaminación de los maíces nativos, y lo que es más importante, fortalecer políticas públicas que defiendan la producción agrícola tradicional. Aquí entra en escena el programa de la presidenta Claudia Sheinbaum: «Cosechando Soberanía», que busca fortalecer la autosuficiencia alimentaria del país y proteger el maíz como un bien cultural y biológico esencial para la nación.

El Gobierno Federal también tiene otro programa clave, «Alimentación para el Bienestar», que tiene como objetivo garantizar que el maíz nativo se conserve y, a la vez, se reduzca la dependencia de las importaciones extranjeras, especialmente de los productos transgénicos.

Sin embargo, el camino no ha sido fácil. El expresidente Andrés Manuel López Obrador intentó tomar cartas en el asunto con un decreto que prohibía el uso de organismos modificados genéticamente y otros productos tóxicos. Pero, debido a las presiones de grandes corporaciones semilleras y su influencia sobre el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el decreto fue revocado, dejando a muchos con un sabor amargo.

Narro Céspedes también mencionó cómo algunas empresas extranjeras han monopolizado el mercado de semillas modificadas. Estas semillas, por si fuera poco, no son fértiles, lo que obliga a los agricultores a comprarlas cada año, aumentando su dependencia de las grandes empresas.

Así que, la iniciativa presentada por la presidenta Sheinbaum no es solo una medida política, es una verdadera defensa de la soberanía alimentaria de México. Proteger los maíces nativos y limitar el uso de semillas transgénicas es, según el diputado, esencial para un futuro más saludable y sostenible para todos.

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